El sistema de pensiones no puede entenderse aisladamente de toda la seguridad social (SS) –pensiones, salud, seguro de vida e invalidez, seguro de desempleo, etc.– ni de los tributos que pagamos (y los servicios públicos que no recibimos). Tampoco puede entenderse la SS de los trabajadores formales separada de la que reciben los trabajadores informales. Pero esto es lo que viene ocurriendo con el debate sobre las pensiones.
En primer lugar, los pagos mensuales para pensiones, si bien son destinados –solo en el caso de las AFP, no en el de la ONP– a financiar la SS del propio trabajador, son percibidos como un impuesto porque las personas no le asignan valor presente. En segundo lugar, parte del Impuesto a la Renta sobre el trabajo y el IGV que pagan los trabajadores en sus compras, está destinado a financiar la SS de los trabajadores informales, de los afiliados a la ONP, y en el futuro la de los trabajadores de las mypes, directamente o a través de programas sociales (SIS, Pensión 65, etc.). Por último, el empleo informal muchas veces es consecuencia de los altos costos de la formalidad. Es miope mirar a las pensiones separadas de todo lo demás.
Santiago Levy del BID afirma que una política pública sostenible debiera conciliar más acceso a la SS con menos empleos informales y por tanto más productivos. Dejando de lado el debate acerca de cuánta SS se requiere, estoy de acuerdo con él. Y, sin embargo, continúa Levy, esto no ocurre cuando se gravan los empleos formales y productivos, mientras se subsidia el trabajo informal otorgándose cada vez mayor SS vía programas sociales; a pesar de que los trabajadores a veces son formales y a veces no, y de que hay trabajadores informales con ingresos mayores que los formales. Su propuesta en México es lograr una SS universal básica para todos los trabajadores, con independencia de si son formales o informales, dependientes o independientes, a partir de una modificación al régimen tributario; apostando por incrementar el IGV, un impuesto tan difícil de evadir para trabajadores formales como para informales, y una reducción del impuesto a la renta sobre el trabajo, que compensaría el impacto del IGV y podría incentivar más trabajo formal.
¿Podríamos tomar en el Perú parte del IGV para financiar una SS básica para los trabajadores y reducir el Impuesto a la Renta sobre el trabajo formal, a la vez que se eliminan las exoneraciones al IGV? Si los números cuadran, y a Levy para México le cuadran, esta apuesta podría: (i) ampliar la base de aportantes a la SS, (ii) aliviar a los contribuyentes parte de la carga de costear la SS de los informales y (iii) promover más empresas y empleos formales y productivos, y mayor crecimiento de la economía.
Desde Contribuyentes por Respeto creemos que antes que obligar a aportar a unos pocos independientes formales, tendríamos que pensar en cómo ampliar la base de aportantes a toda la SS. Solo así lograremos diseñar una SS sostenible. Cambiemos la formalidad.