Cadáveres en las calles de Guayaquil, muertos en los hogares no recogidos por las autoridades durante días o más de una semana, enfermos muriéndose en las afueras de los hospitales donde no los reciben porque la infraestructura de salud pública está desbordada.
Esas imágenes de Ecuador en plena crisis del coronavirus han dado la vuelta al mundo. ¿Será que el resto de América Latina está en camino a ese destino?
Es muy temprano para saberlo, y las políticas para enfrentar la crisis han variado de país en país. Pero vale la pena repasar las disfunciones que están a la vista en Ecuador porque están presentes en mayor o menor medida en casi todos los países latinoamericanos. La pandemia entró por el puerto de Guayaquil, por donde históricamente se introducen las enfermedades internacionales infecciosas a ese país. Ecuador fue uno de los primeros en ser afectados en la región y rápidamente se convirtió en una de las naciones con el mayor número de casos y tasas de letalidad.
Al llegar a 3.747 casos confirmados de coronavirus esta semana (el Perú registra 2.561 casos para la misma fecha), ya colapsó el sistema sanitario. Como buena parte de la región, ese sector es altamente deficiente y como en algunos países ricos, la curva del contagio lo abrumó.
Otros factores, sin embargo, agravaron la situación. Una de las razones por las que los muertos no son atendidos a tiempo por las autoridades es porque en Guayaquil se requiere que estén presentes un policía, un fiscal y una ambulancia, y estos servicios públicos son muy ineficientes. Otro factor es que hay solo una máquina en todo el país para procesar las pruebas de coronavirus y esta se encuentra en Quito. Además, solo tiene capacidad para 400 pruebas al día.
Ha habido escasez de los reactivos que requieren los test, por tal motivo durante varios días la semana pasada los laboratorios de Guayaquil dejaron de recolectar muestras y denunciaron a las instituciones públicas por no proveer los reactivos que necesitan. Hasta la semana pasada, las pruebas en Guayaquil solo se podían enviar por vía terrestre hacia Quito. Como hay bloqueo interprovincial de transporte, los laboratorios las mandan en taxi hasta Santo Domingo, donde estas deben ser trasladadas a otro transporte autorizado. En todo caso, el cuello de botella en Quito es enorme.
No realizar suficientes test significa no solo que la gente se atiende de manera deficiente, sino también que no existe información adecuada como para manejar la crisis bien. El doctor José Guevara, gerente general de Interlab en Guayaquil, observa que no hay protocolos buenos establecidos en todas las clínicas y hospitales para diagnosticar en ausencia de las pruebas y para empezar tratamiento vía telemedicina antes de que los pacientes se agraven y luego requieran atención hospitalaria. Según Guevara, podría haber protocolos para diagnosticar probables casos de coronavirus y empezar a administrar medicamentos a fin de que se controlen los síntomas y evitar que los pacientes se pongan graves. En vez de ello, a los pacientes se los envía a su casa con el consejo de controlar síntomas con paracetamol.
Como en todo país, la crisis ha golpeado a la economía. Pero Ecuador ya estaba en crisis fiscal –un legado del gobierno anterior de Rafael Correa– por lo que tiene menos margen que otros países latinoamericanos para apoyar a los más afectados. Lo de Ecuador es absolutamente insostenible desde el punto de vista económico y sanitario.
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