Me la encontraba siempre, tres veces al día: en la mañana, camino a mi trabajo en la radio; por la tarde, a la hora de recoger a mi hija del colegio; y en las noches, rumbo al canal. Un panel grandote en la avenida Javier Prado (cruce con Las Flores), en San Isidro y, la verdad, no me desagradaba. Con una foto de cuando seguro tenía 18 años, con un número más que ganador para sus fines electorales y con una frase de la cual yo siempre, tres veces al día, marcaba mi distancia: “La Chacón es como uno”.
No, señores, nosotros no somos ni aspiramos a ser como Cecilia Chacón, al menos como la que se dirigió esta semana de manera irrespetuosa, altanera y descontrolada al ministro de Educación, Jaime Saavedra. Como esa, NO.
La Chacón no es como uno porque nosotros no hemos sido procesados ni sentenciados por enriquecimiento ilícito. Lo anterior solo para comenzar. Nosotros no somos como la Chacón porque jamás tendríamos la desfachatez de ocupar un cargo para el cual no estamos completamente documentados ni tampoco nos hemos convertido en el hazmerreír nacional. Me refiero a la lamentable manera como evadió las preguntas sobre los fondos públicos luego de ser designada presidenta de la Comisión de Presupuesto del Congreso.
La forma como ha actuado Cecilia Chacón frente al ministro Saavedra es inaceptable. Haberse convertido en la versión femenina de ‘el cacash’ (youtuber peruano que parodia a un barrista faltoso) es preocupante y habría que recordarle a la congresista que no gana quien más grita.
Sería bueno aconsejarle que busque material de archivo televisivo de las sesiones del congreso donde polemizaban Luis Alberto Sánchez, ‘Bobby’ Ramírez del Villar, Manuel Ulloa Elías y Felipe Osterling Parodi. No me los imagino ni los recuerdo con tono de llamador de combi exponiendo sus argumentos.
Es una lástima que, día a día, la clase política peruana siga tomando distancia de lo que realmente esperamos de ella. Es una pena que la lideresa del –hoy por hoy– partido con mayor representación política del Perú siga sosteniendo que el resultado de las elecciones presidenciales no le gustó y por ello tácitamente desconozca el triunfo de su adversario. La gente no es tonta. Basta con ver los memes de la semana a propósito del triunfo de Trump en Estados Unidos, memes con la cara de la hija de Fujimori teniendo como leyenda “Clinton acepta su derrota, mientras Keiko sigue esperando que lleguen los votos rurales”.
Los peruanos no nos merecemos esta guerra que día a día se desata en el Congreso contra el oficialismo. No lo merecemos por el simple hecho de que ya estamos hartos de que no sepan construir, que no se pongan de acuerdo. ¿Será posible que algún día tiremos todos de la soga hacia el mismo sentido? Mientras tanto, nosotros al medio esperando que algúuuuun día, algúuuun día los políticos comiencen a construir el país que queremos y nos merecemos.
P.D.: Por favor, alguien avísele a Keiko que para ganar hay que primero aprender a perder y que no aceptar una derrota es no aprender.Esta columna fue publicada el 19 de noviembre del 2016 en la revista Somos.