Independientemente de lo que resuelva el JNE en última instancia sobre la candidatura presidencial de Keiko Fujimori, lo más probable es que su partido, Fuerza Popular, tenga la bancada más grande de los últimos 15 años, con capacidad de controlar, con poco esfuerzo, el próximo Parlamento. Los electores pintarían el Congreso de naranja.
En efecto, en el 2001, Alejandro Toledo ganó las elecciones y su partido, Perú Posible, obtuvo 45 curules. En el 2006, Unión por el Perú obtuvo la mayor votación parlamentaria y repitió la cifra de 45 congresistas, que pasaron a ser oposición al ganar Alan García la segunda vuelta y alcanzar, el partido aprista, 36 congresistas. En el 2011 Ollanta Humala ganó las elecciones y su agrupación, Gana Perú, logró conseguir 47 parlamentarios. Esta vez, todo indica que Fuerza Popular tendrá más de 50 congresistas y, quizá, un número aún mayor.
La explicación de la amplia representación que obtendría Fuerza Popular está en el sistema de cifra repartidora. Este sistema parece una distribución porcentual de los votos pero no lo es. Solo en circunscripciones grandes como Lima se asemeja a una distribución proporcional, pero en distritos electorales más pequeños la asignación de curules tiende a concentrarse en las mayores votaciones. Por ejemplo, en una región que elige a 4 congresistas, un partido que tiene 30% de la votación puede obtener la mitad de las curules. Esta situación se agudiza cuando hay varios partidos que no pasan la valla electoral o cuando hay mucho voto en blanco.
En el 2011, por ejemplo, Ollanta Humala recibió 28% de los votos emitidos o 32% de los votos válidos en la elección presidencial; y su lista parlamentaria recibió 19% de los votos emitidos o 25% de los votos válidos. Sin embargo, al asignarse las curules con la cifra repartidora, alcanzó 47 congresistas sobre 130, es decir, 36% del Congreso. Por su parte, su rival Keiko Fujimori recibió 24% de los votos emitidos o 28% de los válidos para la elección presidencial; y su lista parlamentaria recogió 18% de los votos emitidos o el 22% de los válidos. En su caso, al asignarse curules con la cifra repartidora consiguió 37 curules, es decir, 28% del Congreso. La mayor representación alcanzada por las dos primeras votaciones fue, naturalmente, en desmedro de quienes recibieron votaciones menores.
Otro fenómeno que suele presentarse en nuestro sistema electoral es que los partidos con mayor concentración de votos en Lima tienden a alcanzar una menor representación que la que les correspondería con una distribución totalmente proporcional. En el 2011, por ejemplo, Pedro Pablo Kuczynski obtuvo la mayor votación en Lima y quedó tercero en la votación nacional, por encima de Alejandro Toledo, que terminó en cuarto lugar. En la votación para el Congreso ambos recibieron aproximadamente 11% de los votos emitidos y 14% de los votos válidos. Sin embargo, Perú Posible, que era fuerte en provincias, obtuvo 21 escaños y el partido de PPK solo 12, debido a la concentración de su electorado en la capital. La principal razón es que si bien Lima concentra el 35% de los votantes, le corresponde solo 28% de las curules, lo que perjudica a los partidos fuertes en la capital en beneficio de los partidos con mayor respaldo en el interior del país.
Hasta el momento, todas las encuestas vienen registrando más de 20% de intención de voto por Fuerza Popular para el Congreso, lo que se traduciría en más de 30% de los votos válidos. Si solo pasan la valla las 5 o 6 primeras agrupaciones (Fuerza Popular, PPK, Acción Popular, Frente Amplio, Alianza Popular y quizá Alianza para el Progreso), la bancada naranja obtendría más de 40% de las curules, lo cual es especialmente significativo tratándose de una bancada tan cohesionada.
Las consecuencias de esta situación son evidentes. Si Keiko Fujimori es elegida presidenta, podría armar con poco esfuerzo una mayoría absoluta, en alianza con alguna de las otras 4 o 5 agrupaciones. En cambio, si es derrotada en la segunda vuelta, el ganador contaría con una bancada más pequeña y tendría que escoger entre entenderse con el fujimorismo o con varias de las demás agrupaciones para armar una mayoría parlamentaria.