El análisis de las situaciones y las decisiones gubernamentales en materias económicas suele dar importancia a los contextos; el derecho positivo se preocupa a su vez por el énfasis en la normativa que construye la legalidad; y el análisis político, por lo general interdisciplinario, emplea los contextos, la lógica normativa-constitucional, pero también las circunstancias, que explican la conducta de quienes, convertidos en personajes políticos con poder, deben ser diestros en el manejo de los contextos y naturalmente de las circunstancias. Cuando los políticos no son diestros en el manejo de estas variables, se convierten en prisioneros de ellas. En situaciones de este tipo, las consecuencias son nacionales.
Este análisis no se ocupará de lo puntualmente expuesto por el presidente, cosa a la que ya se han referido destacadas personalidades políticas, pero preguntará a los contextos y a las circunstancias sobre los aciertos, los vacíos, las oscuridades, las ambigüedades, los anuncios, las miradas y los gestos de un mensaje que, teniendo cosas interesantes, no ha generado entusiasmos multitudinarios y menos compromisos concertantes por parte de la oposición.
Los aspectos de mayor coherencia del mensaje se encuentran en los anuncios de mejoras en la educación, asunto que debiera ser siempre el centro de atención de todos los gobiernos. Lo que el presidente ha señalado de incremento del PBI, en educación, así como dedicarle atención preferente a la gestión educativa forman un enfoque positivo, que debiera tener el respaldo del país. El otro aspecto interesante es la propuesta de “diversidad productiva”, que, aunque el presidente no ha desarrollado en aspectos concretos, es una necesidad urgente para que la economía y el desarrollo no dependan exclusivamente de los minerales exportables sino de la equilibrada concurrencia e interacción entre los distintos sectores productivos del país, acompañados de la confianza en los sectores privados, de una eficiente gestión pública y de la asignación de recursos que permita ser más competitivos.
Mucho de lo demás fue, forzoso es decirlo, una suma, de cosas no expresivas de consistencia en las políticas públicas y en las metas alcanzables para el año 2016. En estos aspectos, el mensaje se desmoronó en su coherencia lógica, al mostrar vacíos provenientes de un mal manejo en el uso de los contextos que explican las políticas, así como del desconcierto que acompaña a un Gobierno que, a medida que avanza en el tiempo de su gestión, incrementa su situación de víctima de las circunstancias. Veamos en primer lugar la cuestión de los contextos. Esta expresión gramatical significa la existencia de una maraña de cosas que se enlazan y entretejen como si fueran el hilo de una historia. En política, los contextos, remiten a los elementos concurrentes en una situación que no se justifica por sí misma, sino por los factores determinantes presentes en una decisión. Los contextos permiten razonar en situaciones políticas complejas, donde hay que adoptar decisiones que hagan frente a crisis políticas de diversa índole y grado. Considerar los contextos exige severos ejercicio de autocrítica; es decir, sincerar la política y reconocer errores; admitir, junto a lo que se hizo, lo que se dejó de hacer o lo que se hizo mal. Sin la admisión explícita de estos contextos, los anuncios de cambios en las políticas no se entenderán y lo más probable es que generen mayor desconfianza.
¿Cuáles son los contextos vinculados a los anuncios del mensaje? Son varios. Cito dos: no admitir el error de tres años de austeridad en el gasto, cuando la economía crecía a más del 6% anual y los recursos disponibles sobrepasaban largamente los 60 mil millones de soles, cantidad que –sin incurrir en amenazas inflacionarias– debió invertirse en parte en infraestructura, educación y seguridad. Otro: ¿Qué garantías tiene el país de eficiencia en el uso de los 11 mil millones que se incorporan al presupuesto del 2015, si el contexto informa de notorias deficiencias en la gestión pública e incapacidad para un usar eficientemente los recursos asignados a los sectores y a las regionales? Tres años de tiempo cuando menos parcialmente desperdiciado sugieren que será una tarea compleja recuperarlos en dos años.
Pasemos a la cuestión de las circunstancias. Decía Ortega y Gasset “yo soy yo y mis circunstancias”. Ellas son situaciones inherentes a estructuras de personalidad, y a factores externos significantes que condicionan la conducta, que se incorporan como vivencias limitantes. Nadie está libre de las circunstancias, pero las de un político en cargo nacional se viven públicamente. La historia muestra que constatarlas y reencausarlas no solo facilitan la comunicación social. También ayudan a controlar sus efectos, permitiendo ganar consensos y, sobre todo, presidente Ollanta Humala, evitar la soledad del poder.