Tal como se esperaba, el ex alcalde Luis Castañeda se alzó con el triunfo de Lima por amplio margen. La sorpresa se presentó en las siguientes posiciones donde el ex ministro de Transportes Enrique Cornejo pasó al segundo lugar desplazando a la alcaldesa Susana Villarán y a Salvador Heresi. Cornejo empezó a crecer a un ritmo moderado al principio para luego arremeter durante la última semana, como lo registraron las encuestas que no se pudieron divulgar por la prohibición vigente. Su buen desempeño en el debate organizado por el JNE fue clave en esta evolución, no solo por el impacto directo entre quienes lo vieron sino también por los comentarios de la prensa que destacaron su participación.
El tercer lugar para Villarán es, sin duda, un trago amargo, pero el discreto resultado obtenido le permite seguir en la actividad política. El resultado de Lima ha sido aun más decepcionante para partidos de trayectoria municipal como el PPC y Somos Perú o con presencia nacional como Fuerza Popular, que recibieron votaciones muy reducidas. Estos se deberán conformar con unas pocas alcaldías distritales. Solidaridad Nacional tendría 19 alcaldías en la capital, gracias en parte al “voto de arrastre” que lleva a algunos electores a votar para la alcaldía distrital por el mismo símbolo que la alcaldía provincial.
En el interior del país, es muy significativo que la mitad de las regiones deberán ir a una segunda vuelta entre los dos primeros lugares para definir al ganador. Una excepción a esta tendencia es el triunfo de César Acuña en La Libertad. La victoria del ex alcalde de Trujillo es relevante porque su partido Alianza para el Progreso también ha obtenido resultados auspiciosos en otros lugares y podría ganar también en Lambayeque con su hermano Humberto.
Pero el resultado más relevante fuera de Lima es el triunfo de Gregorio Santos, célebre por su oposición al proyecto minero Conga y procesado por corrupción. La victoria de Santos en Cajamarca con el respaldo de la mitad de la población de su región revela que el Gobierno no supo explicar las razones por las cuales la inversión minera es necesaria y viable en Cajamarca y que Santos fue apresado por corrupción y no por un complot de las mineras. Es también deplorable que el Poder Judicial no haya resuelto su caso a tiempo, de manera de evitar la ambigua situación que vive ahora Cajamarca con un presidente electo procesado por corrupción que no puede asumir el cargo por estar en prisión.