Por primera vez en la historia del mundo, una Conferencia de Paz se ha reunido sin la presencia de un rey o un príncipe. Esta ausencia de testas coronadas atestigua que la historia cambia y un tratado de paz tendrá lugar sin tener en cuenta las dinastías, que en tiempos pasados han sido fructíferas semillas para encender guerras. Los jefes de Estado –Poincaré y Wilson– estaban vestidos de negro, sin lucir ninguna condecoración. Algunos de los delegados llevaban en el ojal de la levita el cordoncillo rojo de la Legión de Honor.
H.L.M.