Llegan despachos procedentes de Roma anunciando la muerte de Enrico Caruso, el tenor más notable del mundo. Últimamente estaba delicado de salud y descansaba en Sorrento. Al sentirse mal fue llevado a Nápoles, donde fue operado de un absceso ubicado entre el hígado y el diafragma que le ocasionó una peritonitis aguda. El mundo del arte está conmovido y la noticia está en primera plana en diarios de los cinco continentes. Pocos artistas han alcanzado el éxito que logró Caruso. Su voz, única, extraordinaria, por suerte se conserva en muchos discos.
H.L.M.