No tiene que ser un show. En realidad, ni siquiera hace falta que los heraldos de Alan García se reúnan con Segura para transmitirle las claves de una dudosa sabiduría económica. El mensaje es uno solo y debe ser acatado de forma perentoria: señor ministro, dé un paso al costado y cédale su fajín a la congresista Luciana León, que ha demostrado ser una artista de las finanzas y un paradigma de la administración severa de los recursos para transformarlos en prosperidad. Lo que esa joven ha hecho para amortizar, en menos de dos años, un millón ciento veinte mil soles de dos préstamos hipotecarios que ascendían a un millón ochocientos mil y pico ha sido prodigioso, pues solo ha contado para ello con su sueldo de congresista (9.700 soles mensuales), sus gratificaciones, su CTS y el pago adelantado de algunos alquileres, que se quedan cortos para explicar la referida suma. ¿Cómo cubrió el resto? Pues, al parecer, con austeridad: ahorro de sus haberes de años anteriores y ahorro también de sus gastos actuales, que han de haber sido ínfimos porque de otra manera las cuentas no cuadrarían.
Se equivocan, entonces, los que, al topársela por las mañana corriendo de Barranco hacia Miraflores, asumen que está practicando deporte. Lo cierto es que está trasladándose de un modo harto económico al Congreso. Y, si nuestra sugerencia es acogida, de seguro hará lo propio para llegar cada día al MEF.