Zapatillas y tacos, trajes y jeans, cafés y cervezas, petit panes y pizza, mesas de directorio y mesas de pimpón. Lo que podría sonarte a mundos opuestos es hoy una de las más efectivas recetas del éxito para las empresas innovadoras del mundo: ‘innovación abierta’.
Hace algunos años el mismísimo Steve Jobs reconocía que “las grandes cosas en los negocios nunca fueron hechas por una sola persona”. En estos tiempos, diríamos también que las grandes cosas en los negocios no son siempre hechas por personas de la misma compañía. A eso apunta la ‘innovación abierta’, un concepto que nace de la mano de Henry Chesbrough con su libro “Open Innovation: Researching a New Paradigm” (2008). Para el autor, este se refiere al “uso de entradas y salidas intencionadas de conocimiento, con el objetivo de acelerar la innovación interna y de ampliar sus mercados externos, respectivamente”.
Dicho en lenguaje de esta columna, querido lector, la ‘innovación abierta’ se refiere al desarrollo de esos proyectos estratégicos (que antes eran a puerta cerrada) de la mano de aquellos ‘outsiders’ que pueden aportar su visión, talento y experiencia. Un fanático del café en un pequeño país puede contribuir a la estrategia de Starbucks a través de cocreación con la comunidad; un practicante de informática puede colaborar en una hackatón con una idea de márketing para Facebook; a través de un ‘partnership’, un estudio de diseño puede transformar la experiencia del cliente de un banco.
El principio base es la colaboración con quienes puedan ayudar a resolver un problema. Se trata de no trabajar por silos y etiquetas (los financieros con los financieros y los marketeros con los marketeros). La premisa es todos con todos y nada de carteles a lo club de Toby restringiendo la entrada.
También es saber invitar a colaborar a tu cliente, escucharlo de verdad, no por compromiso, y construir tu oferta. Y si tú eres el cliente, es la oportunidad de construir y no solo quejarte cuando algo está mal. Esto permite tener propuestas diferentes, lo que a su vez produce la riqueza de encontrar soluciones inesperadas.
Este concepto es muy popular desde hace algunos años en muchas empresas de distintas industrias, como Samsung, Facebook o Lego.
En el Perú poco a poco las grandes compañías están adoptando la ‘innovación abierta’. Muchas lo hacen como respuesta frente a lo que consideran un cuco: la necesidad de una transformación digital. Esta coyuntura de hambre de reinvención y de probar nuevas fórmulas de juventud es una gran oportunidad para que todos esos emprendimientos peruanos puedan generar negocio y relacionamiento con grandes marcas. Y para que las grandes marcas aprovechen la influencia de nuevas voces, talento e ideas. Se trata de un ‘win win’, que tiene la ventaja de ser una relación que sabes que tiene fecha de caducidad, así que hay que disfrutarlo mientras dure y viviendo la aventura de no compartir techo. Un techo que, de hecho, ni tienen, porque el cielo es el límite. “Poco a poco las empresas están adoptando la ‘innovación abierta’”.