Estoy harto de ver tanta publicidad y noticia –a veces una haciéndose pasar por la otra– de empresas que se aprovechan de los prejuicios a favor de lo tecnológicamente novedoso y amigable con el medio ambiente.
Si te digo que una start-up de jóvenes emprendedores ha desarrollado una app que te permite tomar y dejar en diversos puntos de la ciudad un gadget eco-friendly para ir a trabajar y estudiar ahorrando espacio y combustible, contribuyendo a la sostenibilidad de tu ciudad, sonríes, ¿no?
Pero si te digo que empresas bastante frescas se ahorran la atención directa al público, para diseminar cientos de patinetas motorizadas con manubrio o scooters, con las que cualquier adulto maneja sin necesidad de que lo instruyan, ya no sonríes igual, ¿no?
No veo amigable sino abusivo lanzar un negocio de tal envergadura sin calcular y prevenir sus impactos negativos. La Municipalidad de Miraflores hizo bien en decomisar scooters de la empresa Grin dejados en la vía obstruyendo el paso. Y no me hablen de sostenibilidad, porque lo que vi el último domingo fue a mucho irresponsable desafiando todas las recomendaciones que da la propia app (no manejar por la vereda, usar casco, no más de una persona, velocidad moderada) para fines estrictamente recreativos. ¡Peligroso e insostenible!
Conversé con Carlos Ramírez, gerente de Desarrollo Urbano de Miraflores, y me dijo que estas formas de micromovilidad son buenas porque a la larga contribuyen a la economía urbana; y que están trabajando para llenar los vacíos legales. Una ONG, Lima Cómo Vamos, los está ayudando a plantear una ordenanza municipal.
Hoy, a falta de normativa específica, se puede aplicar, por similitud, lo que vale para los ciclistas: que no vayan por la acera, sino por la ciclovía, y si no la hay, por el lado derecho de la pista y en el sentido del tránsito vehicular.
Pienso, como Carlos, que los aparatos que hay y los que vengan ahorrarán tiempo, espacio y energía. Bienvenidos los negocios que estudian la forma de optimizar su buen uso y atenuar su impacto negativo. Pero lo que pasa con Grin y Movo, las dos empresas que rentan scooters por app, es un capítulo más del ventajismo empresarial contemporáneo, que busca maximizar renta ahorrándose estudios de impacto y reduciendo al mínimo la atención directa de emergencias y reclamos. No veo un uso amigable sino algo salvaje de la tecnología, más depredación que innovación.
Alcalde Jorge Muñoz, flamante Autoridad de Transporte Urbano (ATU), congresistas, vayan forjando esa gran ley de transitabilidad que regule todo lo que se mueva a velocidad y que asegure que la vereda es del peatón –y nobleza inclusiva obliga– del discapacitado motorizado.