Lo primero que llama la atención cuando se llega por la Panamericana Sur al sector El Fiscal, cerca del desvío a Cocachacra, es la gran cantidad de trapos izados en las casas con el mensaje: “Agro sí, mina no”. Esta imagen se repite en casi todos los pueblos del Valle de Tambo, donde hace un mes se decretó estado de emergencia por 60 días a raíz de las violentas protestas contra Tía María.
Las protestas cesaron, pero no las intenciones de reanudarlas. El dirigente de la Junta de Usuarios del Valle de Tambo Augusto Paredes, junto a varios agricultores, lo confirmó en el local institucional de Cocachacra: “La decisión de la población es continuar con las protestas. Esto se hará cuando se levante el estado de emergencia. Si lo prorrogan, se hará cuando los policías y los militares se retiren”.
Jesús Cornejo Reynoso, presidente de la junta que promovió las protestas contra Tía María, sostiene que el paro nunca terminó. “La población no puede protestar en las calles, pero hay otras formas de hacer sentir su rechazo a la Southern”, dice el dirigente.
En efecto, junto a los trapos colocados en carrizos en los techos de las viviendas, ondean banderas peruanas a media asta y con crespones negros. Los pobladores dicen que es su forma de protestar durante el estado de emergencia.
MAYOR PRESENCIA EN LA ZONAEl gerente de Asuntos Internos de Southern Perú, Guillermo Fajardo, informó que la oficina administrativa del proyecto Tía María reabrió sus puertas la semana pasada en Cocachacra, para atender las dudas de la población y las consultas sobre empleos. Precisó que a la fecha han atendido a unas 40 personas.
A esto se suma la campaña publicitaria iniciada por la minera en la que explica que Tía María no contaminará el Valle de Tambo. No obstante, esta estrategia no es vista con buenos ojos por algunas personas en Islay.
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