De Chan Chan (La Libertad) la mayoría de turistas solo conoce Nik An (casa del centro, en español), el único de los diez conjuntos amurallados abierto al público. Sin embargo, la ciudad de adobe más grande de América –y la segunda en el mundo– es mucho más que eso. En un área de 14,15 kilómetros cuadrados, hay numerosas huacas y palacios, entre ellos Utzh An (casa grande), que escondió durante 800 años las 20 esculturas de madera que sorprendieron al mundo esta semana, tras su primera exhibición.
En su apogeo, la capital del reino Chimú, construida entre los años 800 y 1400 d.C., tenía unos 20 kilómetros cuadrados. Seis de ellos fueron invadidos y se perdieron con los años. A la fecha, según María Elena Córdova Burga, jefa de la Dirección Desconcentrada de Cultura de La Libertad (DDC-LL) y del Proyecto Especial Complejo Arqueológico Chan Chan, solo se ha investigado el 5% del territorio que sigue en pie.
“Tenemos mucho por investigar en Chan Chan aún. Por ejemplo, Nik An no representa ni el 1% de todo el sitio arqueológico. Estoy convencida de que lo que nos esconde Chan Chan va a sorprender a muchas generaciones más, porque seguirá habiendo entregas científicas importantes e impresionantes como las que acabamos de ver”, dice Córdova a El Comercio.
La funcionaria empezó a trabajar en Chan Chan en 1984 como abogada. En esa época, el complejo arqueológico estaba invadido por al menos 184 ocupantes. “En los propios palacios había sembríos de alfalfa, frutales, construcciones, establos… Nik An [antes llamado Tschudi] ya se mostraba al púbico, pero las únicas investigaciones que se habían hecho era a través de misiones internacionales”, recuerda Córdova.
Ese mismo año, el gobierno de turno decidió recuperar Chan Chan y en 1985 el Poder Judicial ordenó el desalojo de los invasores. Este hecho marcaría un hito en la antigua capital chimú, pues en 1986 sería declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco e incluida en la Lista del Patrimonio de la Humanidad en peligro.
—Momentos claves—La participación del Estado en la recuperación de Chan Chan ha mejorado en los últimos años. En el 2000, se elaboró el primer plan maestro para la conservación y manejo del complejo arqueológico, y luego se pusieron en marcha trabajos para su preservación con un presupuesto de varios millones de soles.
Pasada la etapa de recuperación y conservación de algunos conjuntos amurallados, se empezó a investigar en ciertos sectores del sitio a través de proyectos de inversión pública. Estos permitieron el hallazgo de las 20 esculturas en madera y los murales en Utzh An, o las sorprendentes escalinatas descubiertas en huaca Toledo, que fue construida casi al final de la etapa chimú [1360 d.C.] y luego severamente huaqueada en la Colonia.
“Lo bueno de la arqueología es que se va reinventando siempre y Chan Chan también. A diferencia de otros años, hoy las investigaciones no paran, están dirigidas por arqueólogos nacionales [muchos de ellos trujillanos]. Estamos reescribiendo la historia de Chan Chan”, apunta Nadia Gamarra Carranza, directora del programa de investigación del complejo.
—Por descubrir—Entre las incógnitas que deberán resolver los arqueólogos está saber qué guardan los palacios Fochic An (antes Squier) y Tsuts An (antes Tello). Ambos aún no han sido intervenidos por el Estado. En total, de los 10 conjuntos amurallados, el Estado solo ha excavado algunos sectores de ocho. Para la subgerenta regional de Turismo de La Libertad, Angélica Villanueva Guerrero, Chan Chan es el ícono representativo más grande que posee La Libertad. Por ello, afirma, se trabaja para instalar una nueva ruta que permita a los turistas conocer algunos de los últimos descubrimientos. “La idea es llegar a Nik An desde el mismo museo de sitio y pasar por huaca Toledo”, señala.