“Lo he perdido todo. Dormía con mis hijos cuando, a las 3 a.m., la casa comenzó a desplomarse. Cinco días después, no tenemos nada”. El testimonio corresponde a Juana Zulueta y fue recogido el 6 de febrero del 2017, luego de que unas 150 casas, incluida la suya, se desplomaran en Los Arenales de La Pradera, el otro rostro del turístico balneario de Pimentel en Chiclayo, Lambayeque.
“Por favor, necesitamos ayuda. Comemos en ollas comunes y ni colchones hay”, añadió Marilú, vecina de Juana. El Niño costero, según el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), dejó este 2017 en esta región norteña más de 9 mil viviendas damnificadas, 6 mil colapsadas y 3 mil inhabitables.
El distrito de José Leonardo Ortiz (JLO), en Chiclayo, fue otro de los más afectados por las intensas lluvias que cayeron por El Niño costero desde febrero del 2017. En el lugar, además, se acumularon toneladas de basura y, nueves meses después, algunos damnificados seguían viviendo en carpas en el estadio del distrito.
El cementerio de Túcume, distrito ubicado en la provincia de Lambayeque, fue también una de las imágenes más duras que dejó El Niño costero en esta región del país. Las lluvias destruyeron 22 nichos de los 28 pabellones que tiene el camposanto. Algunos ataúdes y cadáveres permanecieron expuestos durante varios días y el agua acumulada en el suelo llegó a medir un metro de altura.
Esta galería es un recuento de aquellas imágenes que reflejan la devastación generada por El Niño costero durante los primeros meses de este 2017.
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