En los primeros días de febrero del 2017, el cementerio municipal del distrito lambayecano de Túcume, Jardines de la Paz, se convirtió en una de las imágenes que dejó El Niño costero por la destrucción de más de 20 nichos en tres de sus 28 pabellones. Dos años después, el escenario es igual de funesto: ataúdes abiertos, esqueletos expuestos y toneladas de barro sobre el piso.
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Aunque el camposanto no luce inundado, como ocurrió en el 2017 tras las intensas lluvias, sí parece un lugar abandonado. En el pabellón de niños, decenas de nichos están destruidos. La pared, que colinda con la calle, se ha desplomado en un sector y hasta deja ver el exterior. “Nadie hace nada”, esboza Sonia, una mujer de unos 26 años que llegó al cementerio para enterrar a un familiar.
En febrero del 2017, el agua acumulada en el camposanto tenía una altura de 60 centímetros. José Díaz, el panteonero, nos contó entonces que era necesario succionar el líquido para evitar que los pabellones sigan asentándose aún más. Dos años después, decenas de nichos de la primera fila parecen enterrados por la capa de barro que se ha formado.
A pocos metros de la puerta de ingreso y salida del camposanto, el nicho de un hombre que fue enterrado varias décadas atrás tiene un enorme forado en la parte lateral. Es uno de los más de 10 mil cadáveres sepultados aquí y uno de los tantos esqueletos que están prácticamente a la intemperie. “No tenemos otro lugar para enterrar a nuestros muertos”, añade Sonia.
El cementerio Jardines de la Paz de Túcume tiene una antigüedad de 120 años. Está ubicado a unos 33 kilómetros al norte de la ciudad de Chiclayo. Por ahora no llueve mucho en esta localidad, pero si ocurriesen lluvias como las del 2017, las consecuencias podrían ser peores a las de ese año.
En el 2017, la Segunda Fiscalía Provincial de Prevención del Delito de Lambayeque exhortó al entonces alcalde distrital de Túcume, Santos Sánchez, a disponer el cierre definitivo del cementerio Jardines de la Paz y coordinar la reubicación de los cadáveres con la Gerencia Regional de Salud. Sin embargo, este miércoles, a pocos metros del mausoleo del sabio Federico Villarreal, un grupo de personas lloraba la reciente muerte de un familiar.
En el frontis del camposanto se lee la siguiente petición: “El comité pro reconstrucción del perímetro del cementerio (1.101m2) pide a la población tucumana aportar con una bolsa de cemento o una varilla de fierro de 1/2. Obra comunal”.
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