“Se coronó titánico esfuerzo de los peruanos: 35 mil barriles al día llegan por oleoducto”.
El 26 de mayo de 1977, El Comercio –controlado por el gobierno militar– informaba en su portada sobre el primer traslado de petróleo que se efectuó en el Oleoducto Norperuano, desde la selva hasta la costa norteña.
Hoy, cuatro décadas después, el ducto es sinónimo de incertidumbre. Su escaso mantenimiento ha provocado tres derrames en la Amazonía durante el 2016, por lo que se ha cerrado indefinidamente. Sin embargo, su historia empezó con la esperanza de todo un país.
—“Tuvimos mucha suerte”—En noviembre de 1971, el Perú celebraba. Las calles se embanderaron y los alcaldes organizaban desfiles cívicos tras conocerse la noticia: un pozo de Petro-Perú, ubicado en la localidad de Trompeteros (Loreto), halló crudo en las entrañas de la selva.
Tras dos meses de exploración, el pozo de perforación Corrientes X-1 obtuvo tres mil barriles de petróleo a 4 kilómetros de profundidad. El general Juan Velasco Alvarado, jefe del gobierno militar, dijo en una entrevista: “Tuvimos mucha suerte. Ojalá tengamos los medios para llevarlo [el petróleo] a todos los peruanos”.
Entonces, se hizo evidente la necesidad de contar con una infraestructura para transportar el nuevo recurso energético hacia la costa.
—Un tubo irrumpe en la selva—En junio de 1972, el gobierno militar promulgó el Decreto Ley 19435, que declaraba de interés nacional la construcción del oleoducto. Dos años después, se celebró el contrato con el consorcio Williams-Sedco-Horn para el tendido de los tubos y la instalación de las estaciones de bombeo. El monto: US$142 millones de la época.
La obra se hizo en dos tramos: el primero, desde la estación inicial en San José de Saramuro (Loreto) al poblado de Montenegro (Amazonas); el segundo, hasta el terminal de Bayóvar (Piura), donde se construyeron tanques de almacenamiento.
El ducto fue concebido para transportar hasta 500 mil barriles diarios de petróleo, recuerda Víctor Sanz, geólogo que evaluó la obra en aquellos años. El último día de 1976, el crudo –producido en Trompeteros– fue bombeado hacia Bayóvar. Cinco meses después, llegó a la costa.
—Roturas y atentados—La producción petrolera de la selva alcanzó los 100 mil barriles diarios en la década de 1980. El ducto estaba en su mejor momento. Pese a ello, transportaba el petróleo al 20% de su capacidad máxima.
En los años noventa, la obra volvió a ser noticia: en 1993, una rotura provocó el derrame de 24 mil barriles en la provincia de Yurimaguas (Loreto). Petro-Perú minimizó el hecho y contrató a un centenar de lugareños para las labores de limpieza. En mayo de 1994, El Comercio informó sobre un atentado terrorista a la altura del kilómetro 669 del ducto, en Huancabamba (Piura). Sendero Luminoso dinamitó un tramo del tubo y se vertieron 9.500 barriles de petróleo. Miles de nativos locales se organizaron para proteger la infraestructura.
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Labores de supervisión del oleoducto en noviembre de 1977 (Archivo Histórico El Comercio)
—Un futuro incierto—Desde el año 2000, el oleoducto empezó su declive. Petro-Perú reconoció que durante los últimos 16 años solo realizó mantenimientos mínimos. Como consecuencia, se generaron 73 puntos críticos (con pérdidas de espesor, es decir, en el grosor de la pared del tubo, mayores al 70%).
En toda su historia, el ducto nunca se llenó de petróleo. Debido a ello, el tubo quedó desprotegido de la corrosión natural y se desgastó, explica Carlos Gálvez, presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE). “El crudo debía funcionar como una capa protectora. Petro-Perú jamás previo que la producción de la selva sería insuficiente para ello[cayó un 47% desde 1994 al 2013, según Perú-Petro] y tampoco le dio mantenimiento al tubo”, dijo.
Esta sería la causa de los recientes accidentes en la Amazonía: en lo que va del año, tres derrames –Imaza (Amazonas), Morona y Barranca (Loreto)– y 5 mil barriles de petróleo vertidos. El oleoducto se ha detenido para evitar más incidentes. Una paralización que lo convertiría en un elefante blanco –aunque cada vez más negro– hasta nuevo aviso.
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En febrero, un derrame del ducto en Morona (Loreto) vertió 1.500 barriles. (Alessandro Currarino / Archivo El Comercio)
Propuesta de PPK“Petro-Perú será reestructurada”
El presidente electo Pedro Pablo Kuczynski anunció que la empresa estatal Petro-Perú será reestructurada cuando inicie su gobierno, luego de los recientes derrames ocurridos en el Oleoducto Norperuano.
“Ahora está cerrado el ducto, pero no vamos a privatizar Petro-Perú, sino a modernizarla”, dijo. Actualmente, la empresa estatal es presidida de manera interina por Gina Vega Ponce de León,quien asumió el cargo tras la renuncia de Germán Velásquez el 1 de julio pasado.
En su plan de gobierno, PPK propuso la revisión de la legislación vigente sobre hidrocarburos para lograr el reforzamiento institucional de Petro-Perú y Perú-Petro. Además, planteó la ampliación del plazo de exploración y explotación en la Amazonía. Cuatro lotes dependen directamente del ducto, hoy paralizado: el 192 (explotado por Pacific Exploration), el 67 (Perenco), el 8 (Pluspetrol) y el 131 (Cepsa).
Al respecto, Pacific indicó a El Comercio que tiene “la voluntad de permanecer en el país”. “Esperamos que se llegue a una solución que asegure la subsistencia [...] de los lotes petroleros que requieren del Oleoducto Norperuano para su desarrollo”, precisó la firma.
¿Obra necesaria?Talara se moderniza
Proyecto vigente. En el 2013, se inició la modernización de la refinería de Talara (Piura). La inversión total asciende a US$3.500 millones; el 78% es financiado por Petro-Perú. A mayo de este año, la obra se avanzó en un 37%.
Prioridad en el sector. Para Carlos Gálvez, presidente de la SNMPE, este proyecto es “completamente innecesario”, ya que con el ducto paralizado no tendrá el crudo suficiente para refinar. “La prioridad debió ser reparar el oleoducto”, dijo. Petro-Perú decidió no participar en este reportaje.