El hombre ha dejado lo que estaba haciendo –en estos días es trabajar en lo que sea– y ha vuelto a casa, esperanzado en recibir buenas noticias del personal de Defensa Civil del municipio de Paita. A él lo empadronaron como damnificado de El Niño costero en mayo del año pasado –así consta en su carné que le entregó la comuna–, luego de que se cayera su casa de adobe y calaminas. Cofopri inspeccionó su casa inhabitable un mes después y le dijo que sería preferido por la condición de su vivienda y porque es discapacitado.
Desde entonces, Menandro Huamán Calva –48 años y 6 hijos – acudía con frecuencia al municipio de Paita para preguntar si había aparecido en el padrón de beneficiarios del bono familiar habitacional que entrega el Ministerio de Vivienda a los damnificados por El Niño costero. Melvin Quiñonez, jefe de Defensa Civil de la comuna provincial, le decía a él y a varios damnificados más que todavía no. Hasta que, hace poco, les reveló lo que pasaba.
Defensa Civil de la comuna realizó cinco evaluaciones de daño (EDAN) y empadronó, luego de las lluvias del año pasado, a 860 damnificados en Paita, a quienes les entregó un carné de damnificado.
Esa data fue dada a Cofopri, que también hizo, meses después, una inspección de las viviendas colapsadas e inhabitables. No obstante, ambas entidades solo coinciden en 163 damnificados. El resto, donde se encuentra Huamán Calva, han sido consideradas como viviendas con afectación leve.
-Viviendo en ruinas-Huamán Calva vive en el asentamiento humano María Parado de Bellido –el sector más golpeado por las lluvias del verano 2017–, en la manzana H, lote 5. Según comenta, las lluvias derribaron primero la casa de Ofelia Jiménez Peña, su vecina. Esta vivienda sí está en construcción gracias al bono familiar habitacional del Ministerio de Vivienda.
“Mi vecina y todos los que viven aquí conocen mi caso. Primero se cayó su casa, y cuando eso sucedió todo el lodo se metió a mi casa y fue carcomiendo las paredes. Luego se cayó toda mi fachada, y tuvimos que acomodarnos donde un familiar”, cuenta mientras señala una de las paredes laterales de su casa, rajada a la mitad.
Muy cerca de ahí vive Linda Espinoza Taboada, de 30 años y 4 hijos. Ella es otra damnificada cuya vivienda se desplomó – así se observa también en las fotos que nos enseña–, pero el Ministerio de Vivienda la clasificó con afectación leve. Ahora ella y su familia sobreviven en un encerrado de triplay, con calaminas agujereadas y un corralón que funciona como baño.
-La respuesta del Gobierno-El jefe de Defensa Civil del municipio de Paita dijo a El Comercio que le solicitaron al Ministerio de Vivienda una nueva inspección a 483 viviendas que sí tienen la condición de inhabitables o colapsadas, pero que no aparecen en el padrón oficial de damnificados. Sin embargo, hace unos días les respondieron diciendo que no sería posible.
“Nos han respondido diciendo que no cuentan con el presupuesto para hacer una nueva inspección, y nos han dado a entender que no variarán el padrón oficial de damnificados”, explicó.
Por su parte, el Ministerio de Vivienda dijo a El Comercio que los carné u otro certificado de damnificado no es un documento que acredite tal condición. “Los únicos damnificados que se atiende con el bono familiar habitacional, son los que figuran en el padrón de damnificados, el mismo que se verificó en campo con información proporcionada por Indeci”, dijo.
Añadió que en el padrón de damnificados de Paita figuran 1.594 familias, cuyas viviendas colapsaron o fueron declaradas inhabitables. Dijeron que otras viviendas han tenido una afectación menor y no califican para el bono. Precisaron, además, que en la actualidad hay 656 viviendas en construcción.
No obstante, tal como lo comprobó este Diario en una inspección de campo en los asentamientos humanos María Parado de Bellido y Keiko Sofía, varias de las viviendas en construcción son del programa Techo Propio, cuyos beneficiarios no son damnificados. Ellos así lo sostuvieron al ser consultados..
-Fallas de construcción-Además de las exclusiones de damnificados, en Paita varios reclamaron por fallas en la construcción de sus módulos definitivos. Uno de los casos es de María Cherres Vivas, del asentamiento humano María Parado de Bellido. Una de las paredes de su casa se cayó el jueves 17 de mayo.
“Hace un mes comenzaron a construir mi casa, pero le he dicho a los obreros que está débil, y hoy (jueves 17) se cayó una pared. Las bases están encima nomás, y no hay supervisión de la obra”, denunció.
A unos metros se ubica la vivienda de Estely Quevedo Chinguel. Ella mostró las columnas mal llenadas, huecos en las paredes y el uso de materiales con poca garantía.
“Hay gente acá en Paita a la que le están construyendo, que tiene dinero para hacer mejoras en su casa, reforzar las bases y las columnas, pero nosotros no tenemos plata para hacerlo“, dijo Quevedo. Agregó que la nueva vivienda no debería representar un riesgo adicional.
En Catacaos, donde también se construyen módulos de vivienda para los damnificados, el Colegio de Ingenieros de Piura advirtió en un informe sobre serias fallas técnicas durante la edificación de las casas. Estas se refieren a la mala calidad de los materiales, fallas de cimentación o carencia de estudios de suelo, entre otras. El Ministerio de Vivienda no se pronunció al respecto.
-Datos-Melvin Quiñonez aceptó que, lamentablemente, en Paita –como en Catacaos– el Ministerio de Vivienda construye viviendas en zonas inundables advertidas por los estudios de Cenepred. “Si ahora lloviera se inundarían de nuevo. Son zonas inundables, pero con riesgo mitigable, que se solucionará una vez que se haga el drenaje pluvial en toda la ciudad”, dijo.
En Paita todavía falta rehabilitar algunas pistas, como la Bajada de Keiko Sofía, y varias calles del centro de la ciudad. El alcalde de Paita, Raymundo Dioses, dijo que espera la pronta transferencia de los recursos financieros para el inicio de los trabajos de reconstrucción, que incluye reconstrucción de pistas, colegios, centros de salud y otros proyectos de prevención.
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