El Año nuevo andino, que es celebrado entre la población aimara, fue recibido la madrugada de ayer por el altiplano de Puno, cuya población se trasladó hacia las cimas de cerros tutelares para recibir los primeros rayos solares en rituales con pagos a la pachamama (madre tierra).
En la ciudad de Puno, la asociación cultural Nativa Puno, organizó una ceremonia ritual en la cumbre del tradicional cerrito de Huajjsapata. El intenso frío que se siente por estos días no impidió que decenas de personas se reúnan a la espera de los primeros rayos solares.
Para el sacerdote andino (yatiri) de origen cusqueño, Apu Taita, esta manifestación cultural es una renovación de nuestra fe con la luz y calor que nos provee el sol y genera vida en la tierra.
“Con este ritual, hemos renovado nuestro compromiso para trabajar juntos, salir adelante, sacarlo de las dificultades en que está y enfrentar los cambios climáticos” manifestó el director de nativa Puno, José Morales.
En la ceremonia, el yatiri pronosticó un buen año para las actividades agropecuarias, considerando que de esta fecha en adelante se inicia la nueva campaña agrícola, augurándose una mejor producción tras las siembras y cosechas respectivas.
En el mundo aimara, el Año nuevo andino está relacionado con el solsticio de invierno, que implica el fin de las tareas agrícolas e inicio de uno nuevo. El calendario aimara está ligado totalmente a las actividades agropecuarias.
Por eso son importantes los rituales de pago a la tierra y el sol, que son las deidades más preferidas para los pobladores aimaras. La forma como se presentan las ofrendas y se incineran en la hoguera, tienen un profundo significado sobre el futuro de la producción agrícola en la siguiente campaña de siembra y cosecha.
Por ello, en la mayoría de poblaciones del sur del altiplano puneño, la madrugada de este jueves y en el resto del día, continuaron las celebraciones por el inicio del Año nuevo andino.
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