La tarde del domingo 13 de noviembre, tres asesinatos sacudieron la ciudad de Juliaca, en Puno. Sicarios mataron a un sujeto en una cabina de Internet y a otro dentro de una pollería; además, una humilde vendedora de comida murió por una bala perdida afuera de este local. Luego la policía informó que se trataba de ajustes de cuentas entre bandas criminales.
Estos crímenes provocaron que los ciudadanos juliaqueños se organicen y convoquen a un paro de 48 horas para protestar por la creciente ola de inseguridad y violencia. En medio de esa protesta, unos 40 locales –entre cantinas y clubes nocturnos– fueron incendiados por turbas, sin que la Policía Nacional pudiera impedirlo. Los manifestantes dijeron que en esos lugares se concentraban los focos de delincuencia.
La reacción del Ejecutivo fue declarar en estado de emergencia por 30 días a la provincia de San Román (que incluye cinco distritos, entre ellos Juliaca). A nivel local, el alcalde de Juliaca, Oswaldo Marín Quiro, anunció la implementación del Plan Zanahoria y la venta de bebidas alcohólicas solo está permitida hasta la 1 a.m. por disposición municipal. Pero eso no ha logrado controlar la situación.
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—Círculos viciosos—
Según datos de la Policía Nacional, 114 bandas criminales han sido desarticuladas y 1.636 delincuentes han sido intervenidos o detenidos en Puno, la mayoría en Juliaca. Además, de acuerdo a datos estadísticos de la Municipalidad Provincial de San Román, este año se lograron controlar 29 intentos de linchamiento a supuestos delincuentes.
No siempre se logra evitar este tipo de acciones: la semana pasada, un grupo de transportistas capturó y golpeó hasta la muerte a un joven acusado de robar partes de autos junto a un mercado de abastos en la ciudad de Puno.
“La delincuencia en Juliaca es motivada por la enorme cantidad de dinero ilícito que circula producto de la minería ilegal, el contrabando, el narcotráfico y el comercio informal”, dice el general PNP Roger Tello Ramírez, jefe de la Región Policial Puno. Según la Cámara de Comercio de Juliaca, el contrabando moviliza en esta región entre US$900 millones y US$1.200 millones al año. Además, hay cerca de 25 clanes (muchos de ellos familiares) que producen y trafican droga en Juliaca, así como en otras ciudades puneñas.
Este círculo vicioso de ilegalidad y violencia es difícil de controlar para las autoridades. “Muchos de esos asaltos no son denunciados a la policía, porque las víctimas saben que están en la ilegalidad”, explica Tello Ramírez.
Según él, además, la mayoría de estas acciones contrarias a la ley son toleradas por la población, y cuando intervienen los agentes del orden son agredidos por el vecindario o los familiares de los involucrados. El oficial comenta que la declaratoria de emergencia debería ampliarse a otras provincias puneñas.
—Datos—
Diez crímenes reportó la policía entre octubre y noviembre. La mayoría eran ajustes de cuentas entre delincuentes locales.
Diez bandas criminales estarían operando en la ciudad de Juliaca. Cada semana se reportan 4 robos de grandes sumas de dinero.