El nombramiento del abogado y actor Salvador del Solar al frente de la PCM abre un nuevo ciclo en el gobierno de Martín Vizcarra. Las expectativas son altas, sobre todo cuando es patente el deterioro popular del presidente. Pero la situación difícilmente mejorará si el director de la obra –Vizcarra– persiste en la gestión basada solo en gestos, que ha caracterizado su primer año de mandato.
La conformación del Gabinete trae como principal positiva novedad el alto número de integrantes mujeres. También hay nuevos congresistas con responsabilidades ministeriales, sin que haya sorpresa en su origen (APP, PpK). Falta ver si este nuevo elenco traerá un guion propio o si se mantiene la reiteración de gags, recurrente tras el mensaje a la nación del 28 de julio.
El primer reto será conseguir los votos que garanticen su confirmación en el cargo, un procedimiento que no pasa de ser una formalidad. Será una ocasión, sin embargo, para presenciar la nueva correlación instalada en el Parlamento, donde Fuerza Popular mantiene 55 votos y el oficialismo (¿cuál?) no termina de aclarar su posicionamiento. La crítica –antes ruda, hoy desorientada– tendrá ocasión de expresarse.
Además, la presentación de Del Solar en el Parlamento, que debe ser programada durante los treinta primeros días posteriores a su juramentación, será una oportunidad para ver su desempeño en un unipersonal. Queda por ver si el estrenado primer ministro generará ovación o abucheos.
Del Solar ingresa a un Ejecutivo que no termina de mostrar qué es lo que quiere. Un indicador de la desorientación que parece reinar en Palacio de Gobierno fue la cantidad y variedad de nombres que circularon para asumir la responsabilidad que dejaba César Villanueva. Si bien los rumores están fuera del control del Ejecutivo, sí delatan la percepción que se tiene de este: un colectivo que, al carecer de guion claro, puede convocar por igual a un actor especializado en drama o a otro experto en películas de acción.
Una característica con la que tendrá que lidiar Del Solar es el ánimo presidencial por estar siempre en primer plano: con frac monárquico en Madrid o vestido de gasfitero de campaña en San Juan de Lurigancho. Un ánimo por brillar que bien puede ser desmedido. Juan Carlos Tafur lo sintetizó con precisión: “El presidente Vizcarra parece necesitar que a su alrededor todo sea oscuro o gris para poder brillar en contraste. Es el síndrome de la luciérnaga” (“La República”, 17/2/2019).
En tal enfoque, el rol de presidente del Consejo de Ministros podría quedar limitado a ser simplemente quien avala algunas decisiones, sin tener alguna posición clara sobre algún tema, aunque con el peso que da la firma y el cargo. Algo similar a lo que en espacios cinematográficos se presentaría como “con la participación especial de…”.
Del Solar, de larga experiencia actoral, parece aspirar a ser un actor político de fuste. Recién tras su experiencia en la PCM se podrá decir si su incursión mereció un rol protagónico o uno de reparto. ¡Acción!