La ex primera dama de la Nación Pilar Nores se pronunció hoy a favor del protocolo del aborto terapéutico que ha sido promulgado por el Ejecutivo. Indicó que de esa manera “se cumple con una deuda” que tenía el país desde hace mucho tiempo con la mujer.
Sobre los cuestionamientos del cardenal Juan Luis Cipriani al aborto terapéutico, Nores Bodereau señaló que los críticos deben aprender a tolerar las cosas de la sociedad y entender que no siempre los niños vienen al mundo deseados. Dijo que a veces pueden ser frutos de otro tipo de circunstancias y que a veces también se pone en riesgo la salud de la madre.
“Hay que ser más tolerante y poco a poco abrir la decisión, entregándosela a manos de la mujer que debe ser la única que decida sobre este niño”, expresó Nores, según un despacho de la agencia Andina .
Señaló que ella es madre de cuatro hijos con el expresidente Alan García y que a lo largo de su vida ha visto infinidad de niños abandonados, no deseados. “Y nadie más que la mujer sabe lo que significa ser madre toda la vida”, agregó.
Nores señaló incluso que la norma del aborto terapéutico debió incluir también la causal de la violación, porque se trata de un episodio “muy doloroso” para las mujeres que lo sufren.
La ex primera dama indicó que el Comité de Derechos Humanos del Niño de la ONU reconoce el aborto terapéutico, y no lo considera una violación de los derechos del no nacido.
NADINE: NO ES ABORTO INDISCRIMINADO
La Primera Dama de la Nación, Nadine Heredia, descartó hoy que la guía técnica del aborto terapéutico, publicada por el Ministerio de Salud, sea una puerta abierta al aborto indiscriminado, al asegurar que el Estado defiende la vida siempre.
“Por eso solo en condiciones gravísimas, cuando la vida misma de la madre se expone si continúa un embarazo con indicación de interrupción terapéutica, la ley pone en primer lugar la vida de la mujer. Cualquier otra situación sigue siendo penada y nunca aplica por casos de malformación fetal”, indicó en su cuenta de Facebook.
el Gobierno salda una deuda muy antigua y devuelve, sobre todo a las mujeres más pobres del país, usuarias de la salud pública, el derecho a decidir sobre su vida en caso de riesgo extremo.