El presidente Martín Vizcarra ha alcanzado un nuevo pico de popularidad en su octavo mes de mandato. La aprobación al mandatario subió cuatro puntos, de 61% a 65%, en el último mes, de acuerdo con la más reciente encuesta urbano-rural de El Comercio-Ipsos.
Esta es la primera vez que se registra un fenómeno similar en los últimos cinco períodos. En el octavo mes de su gestión, Alejandro Toledo registraba 25%; Alan García, 50%; Ollanta Humala, 53%; y Pedro Pablo Kuczynski, 32%.
Todos los ex mandatarios mencionados llegaron a la cifra más alta de aceptación –entre 63% y 65%– en el primero o segundo mes de gobierno. En los meses posteriores, ninguno de ellos pudo repuntar o siquiera acercarse a esos números.
Vizcarra alcanza este pico de popularidad en un contexto particular: Keiko Fujimori, principal lideresa de la oposición, enfrenta un mandato de prisión preventiva por un caso de lavado de activos; y Fuerza Popular entró en fase de reestructuración después de haber sido un férreo adversario del gobierno.
Además, el jefe del Estado ha asumido como suya la bandera de la lucha contra la corrupción. Este asunto es un tema común en sus mensajes a la nación y apariciones públicas.
Para el analista político Pedro Tenorio, Vizcarra ha tenido un claro acierto: “Ha sabido leer la coyuntura, ante las crisis y escándalos de los últimos meses, ha sintonizado con el punto de vista que representa a la población”.
Alfredo Torres, presidente ejecutivo de Ipsos Perú, tiene una postura similar. “El presidente ha identificado la indignación ciudadana con la corrupción de la clase política y ha encontrado una forma para canalizar esa indignación: el referéndum. Y la ciudadanía siente que es auténtico en su trabajo y en sus declaraciones”.
—Roles y perfiles—La aprobación al jefe del Gabinete Ministerial, César Villanueva, creció de 28% a 30%, pero su desaprobación también subió: pasó de 39% a 44% de octubre a noviembre. En estos meses, ha tenido un perfil discreto y de apariciones públicas espaciadas.
Una situación similar se aprecia con sus ministros: no tienen protagonismo en la agenda pública y difícilmente captan el foco de atención.
“Hay una diferencia muy marcada en el estilo de Vizcarra y Villanueva. Vemos al presidente viajando, inaugurando obras, declarando a la prensa. No ocurre lo mismo con el primer ministro. Pero esto a la larga podría ser una potencial debilidad: en algún momento, Vizcarra necesitará escuderos y el escudero natural es el primer ministro”, dijo a El Comercio el analista Arturo Maldonado.
Al respecto, Tenorio menciona que Villanueva –también congresista de Alianza para el Progreso– no ha destacado porque el mandatario está presente en el debate cotidiano, lo que le permite “capitalizar el foco de atención”. “Me parece que el primer ministro está más enfocado en el trabajo con autoridades del interior”, apunta.
En tanto, Torres señala que en estos meses Vizcarra ha demostrado más habilidad para comunicar que el jefe del Gabinete. “Hay la sensación de que el presidente está un paso adelante y que Villanueva no ha tenido posiciones tan claras sobre algunos temas. Además, Villanueva está más vinculado al gobierno como tal, y ahí hay menos entusiasmo de la ciudadanía”, destaca.
—La ruta de Vizcarra—Los tres analistas consultados para este informe coinciden en que Vizcarra ha ido afinando su estrategia en esta agitada coyuntura: pasó de una actitud de enfrentamiento directo con el fiscal de la Nación, Pedro Chávarry; y con el Congreso de mayoría fujimorista, a una postura más cercana al diálogo y al entendimiento.
Sus roces con Chávarry –frecuentes hasta hace unas semanas– han cesado y recientemente tuvo una reunión en Palacio de Gobierno con el presidente del Parlamento, Daniel Salaverry, quien precisamente ha tenido un distanciamiento del ala más crítica de Fuerza Popular.
Por otro lado, en este gobierno se presenta una figura atípica: no hay una identificación del jefe del Estado con la bancada oficialista, en este caso la de Peruanos por el Kambio (PpK). Incluso al inicio del período de Vizcarra hubo un enfrentamiento entre el primer ministro Villanueva y algunos líderes de PpK.
“Vizcarra no está identificado como un dirigente de PpK ni como un producto de ese partido. Si se desbanda la bancada, la población no va a sentir que es culpa suya”, indica Tenorio.
Torres coincide con esta postura: “Vizcarra es casi un no agrupado en el poder, hablando en términos parlamentarios”.
Así, en una coyuntura cargada de escándalos e interminables audiencias judiciales, Vizcarra llega a la cima de su respaldo popular.