Le faltó el gran contrato, el fichaje top. Porque si Chemo jugó diez años en España o Solano –por citar a dos de sus contemporáneos- fue a Boca y luego a la Premier League, Roberto Palacios tuvo que conformarse con ir al fútbol mexicano, y alternar de club en club. Fue campeón, sí, pero le faltó el salto a Europa. Era crack, quizá más que Del Solar o Ñol, pero ese destino le fue esquivo.
Las razones las contó él mismo en su libro: “Chorri, el último héroe del fútbol peruano” y mejor no profundizar. Abre demasiadas heridas. Y si la política peruana es también un juego de estrategia –como el fútbol–, este pase del Chorri a la Alianza por el Congreso de César Acuña podría considerarse como el gran jale de la temporada. Acuña es más que un mecenas clásico: tiene su club de fútbol, César Vallejo, pero no está satisfecho y ahora quiere ser el presidente del Perú. Según la Onpe, el partido de la ‘A’ ha invertido casi 4 millones de soles en lo que va de la campaña, más del doble que los 18 rivales juntos. Es claramente, el millonario de la política peruana. Los grandes en todo sitio buscan a los mejores para reforzarse. Ofrecen, negocian y se toman la foto. La historia ha convertido a Roberto Palacios, desde hace una semana, en el fichaje top.
Palacios fue siempre más que un futbolista. En la selección que peleó hasta el último partido la clasificación a Francia 98, él era todo: el capitán sin brazalete, el volante que hacía los goles emotivos, el fanático que se metió a la cancha. Su magnetismo excedía los márgenes de la cancha, donde nunca bajó de los 8 puntos. Y aunque en su casa colecciona las camisetas de Cristal con que salió campeón –1991,94,95,96 y 2002–, nadie (casi nadie) lo asocia solo con la celeste. Nadie lo segmenta. A nadie divide. El Chorri es peruano y también es hincha de Perú.
Para la política, eso es decisivo. Suena bien.
La vinculación de nuestros pocos deportistas símbolo con la política es histórica y no pertenece solo a las elecciones nacionales. Es mundial. A veces es utilización, a veces pura demagogia, a veces la creencia en serio de un proyecto. Un ejemplo cercano al Chorri: Cuauhtémoc Blanco, el crack mexicano, fue candidato del Partido Social Demócrata (PSD) a la alcaldía de Cuernavaca. O Arnold Schwarzenegger, el siete veces Mr. Olimpia, se involucró en la política de los Estados Unidos. Lo de Palacios con Alianza por el Progreso –segundo en la última encuesta de CPI con 15%– no es un misterio demasiado difícil de responder: a Roberto lo quiere todo el mundo. Suma. Si mañana se vuelve a poner el polo Te Amo Perú, es trending topic.
Irá con la ‘10’ para candidatear por Lima al Congreso, según le contó a El Comercio hace unos días. “Yo quiero respaldar que el deporte se trabaje a conciencia y que los chicos tengan facilidades para practicar y que también cuenten con respaldo”, dijo el histórico Chorrillano, que refuerza así la lista de congresistas del poderoso candidato Acuña. Tiene todo para ganar el 10 de abril, como pasó con tantos otros domingos en su etapa de jugador. La pregunta es saber qué hará realmente, cuando amanezca el lunes.
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#OPINIÓN | La ladrona de niños, por Patricia del Río ►https://t.co/Wf6nH4vO4K pic.twitter.com/UHDooX5cJE— El Comercio (@elcomercio) enero 14, 2016