MARTÍN ACOSTA GONZÁLEZ / (@martiacosta) Redacción online
Fernán Altuve decidió no participar en la campaña electoral que decidía su suerte en la Municipalidad de Lima. Por propia voluntad, dijo, se alejó, pidió vacaciones y dejó que el tiempo pase. Dice que se libró de una campaña “nefasta” e “inmunda”, que lo único que hizo fue maltratar a gente honorable.
Al momento de hacer este análisis, Altuve no hace distinciones entre camisetas políticas. A su parecer, Marisa Glave, Eduardo Zegarra y el mismo Luis Castañeda Pardo, sufrieron bullying electoral en una campaña donde las propuestas quedaron de lado y se dio lugar al ataque y la diatriba.
Dice que no hay ganadores, solo vencidos y damnificados. Gente que fue juzgada por sus ideas como Glave o Zegarra y no por su labor como regidor. “Acá nadie ha ganado nada. Se ha perdido mucho, para empezar la cordialidad, se ha maltratado a gente innecesariamente y han entrado a tallar cuestiones emotivas”, señaló en declaraciones a elcomercio.pe.
SIN PENA NI TRISTEZA Altuve es cauto al momento de hablar de los resultados, asegura que hacerlo sin tener cifras oficiales siempre induce al error. Sin embargo, su continuidad por estas horas parece segura (según los conteos preliminares de la ONPE). El regidor sería ratificado sin haber participado en la recta final de la campaña, semanas en que el escenario político se asemejaba al coliseo romano.
Asegura que le da satisfacción no haber participado en la campaña. “Si ese es el precio de ganar, yo no lo iba a pagar. Si tengo votación baja no voy a sentir ni pena ni tristeza. No haber pagado el precio de esa campaña inmunda a mí me da satisfacción”.
En otro momento se refirió al mecanismo de revocatoria que calificó de nocivo y que hoy podría dejar un municipio huérfano de regidores capaces (en la mayoría de casos) y con ganas de hacer bien las cosas.