Justo cuando el Congreso parecía haber encontrado una estrategia para ganar por “desgaste” (Vizcarra dixit) al Ejecutivo, volvió a sus raíces confrontacionales y embistió con toda la bilis que tenía aguantada desde el mensaje de 28 de julio.
El día de ayer la Comisión de Fiscalización, dirigida por Fuerza Popular, aprobó iniciar cuatro investigaciones, tres de las cuales involucran al presidente de la República. Se empezó resucitando los casos de Chinchero y Conirsa y se incluyó en lista de personas a ser citadas al propio Martín Vizcarra.
No contentos con eso, exigieron nuevamente que el hermano mayor del presidente también se acerque a declarar. En ambos casos lo más probable es que la opinión pública tenga la percepción de que el Congreso se está tratando de agarrar de refritos para atacar al presidente y el efecto sea un mayor apoyo hacia él.
La tercera investigación es para conocer si es que el mensaje presidencial de 28 de julio fue refrendado o no en Consejo de Ministros. El tema cobró cierta relevancia luego de que el congresista Jorge del Castillo solicitase las transcripciones y los audios de la sesión en la que supuestamente fue aprobado el contenido del discurso. Sin embargo, a estas alturas, cuando la iniciativa presidencial de adelanto de elecciones ya está siendo debatida, investigar el formalismo tiene más pinta de manotazo de ahogado que de golpe de ‘knock out’.
El cuarto tema a investigar es un deleite para Vizcarra: las encuestas. Héctor Becerril le ha hecho un favor al presidente al hacer una sustentación que más parece hilo de trol en Twitter que un intento serio de argumentar a favor de su iniciativa.
Entre muchas perlas, el congresista de Fuerza Popular afirmó: “La primera interrogante que surge es si un promedio de 1.205 o 1.250 personas resulta ser un número idóneo para que sometidos a una encuesta sus respuestas puedan ser consideradas como opinión pública a nivel nacional”.
La respuesta es sí, congresista, es idóneo y se llama estadística inferencial. Estoy segura de que, con el mayor gusto, cualquier profesor universitario de esta carrera podrá explicarle a la congresista Yeni Vilcatoma–que liderará el grupo encargado de la investigación– cómo así las muestras polietápicas estratificadas no son magia, sino ciencia. También podría explicárselo un estudiante de primer ciclo la verdad. Y creo que no exagero en decir que el practicante de Ipsos también está en capacidad para dar una respuesta bastante articulada.
Volviendo al panorama general, si una reflexión deberían llevarse los congresistas de esta jornada es que eso de que la venganza es un plato que se come frío no es por gusto. Sin embargo, parece que nuestros padres de la patria y en particular la otrora mayoría parlamentaria y sus aliados, tienen un apetito voraz que hace inevitable que se quemen la lengua en lugar de conseguir su cometido.
Tal vez si en lugar de cuestionar la estadística se dedicasen a tratar de entenderla podrían predecir mejor cómo van a reaccionar sus antiguos votantes a sus decisiones y competir en igualdad de condiciones con un presidente que claramente tiene muy buen olfato para empatar con la ciudadanía.