La lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori Higuchi, fue detenida ayer en la entrada de las oficinas de la Fiscalía de Lavado de Activos, en el Centro de Lima. Ella llegó a las 9:40 a.m. junto con su esposo, Mark Vito Villanella, y su abogada Giulliana Loza para asistir a una citación del fiscal José Domingo Pérez prevista para las 10 a.m.
Allí fue interceptada por agentes de la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (Diviac) de la Policía Nacional, quienes le comunicaron la orden de detención preliminar por diez días, dictada en su contra por el juez Richard Concepción Carhuancho, a pedido de la fiscalía por el caso de los presuntos aportes fantasmas a su campaña del 2011.
Según fuentes de este Diario, Fujimori respondió a los policías que se trataba de “un abuso”, que ella siempre había colaborado con la justicia y pidió que su esposo no fuera detenido. Él no estaba comprendido en la medida.
Minutos después, la ex candidata presidencial fue trasladada a la sede de la Diviac en la avenida España. Desde allí su abogada se comunicó con RPP para quejarse de la medida, a la que tildó de “abusiva, arbitraria y sin sustento”.
También Villanella, en los exteriores de la fiscalía, expresó que su esposa era víctima de una persecución política desde hace 18 años. Dijo que se trataba de “un exceso más” del fiscal y una “prueba más de su desesperación”, al no haber encontrado, según dijo, una sola prueba.
Lo que vino después fueron varias horas de diligencias. Keiko Fujimori pasó por la sede de Medicina Legal y por una audiencia de control de identidad ante el mismo juez Concepción Carhuancho en la Sala Penal Nacional de la Av. Tacna.
Minutos después de las 3 p.m., la ex candidata colgó en Twitter una carta de puño y letra en la cual afirma que es víctima de una persecución disfrazada de justicia, pero que estaba “con la frente en alto y el espíritu de lucha intacto”.
Hace más de un año ella expresó su satisfacción con una resolución del mismo magistrado, cuando ordenó la detención preventiva del ex presidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia. “El sistema judicial ha dado muestras de independencia”, escribió entonces.
—Estará en una carceleta—Ayer, hasta los exteriores de las tres sedes donde ella estuvo llegaron sus simpatizantes, entre ellos la ex congresista Martha Moyano, quienes a gritos cuestionaban la decisión judicial.
Keiko Fujimori permanecerá estos diez días en una carceleta de la Dirección contra el Terrorismo (Dircote), cuyas instalaciones han sido cedidas en uso a la Diviac, y que hace unas semanas ocupó el empresario Antonio Camayo.
El mandato de detención alcanza a otras 19 personas vinculadas al partido de Fujimori, entre ellos el ex ministro Jaime Yoshiyama, quien está fuera del país.
Hasta anoche eran 11 los capturados, entre ellos el ex ministro Augusto Bedoya, cuyos abogados se excusaron de responder a las preguntas de este Diario.
En la resolución judicial también figura Marizol Valles, esposa del congresista de Fuerza Popular Rolando Reátegui, quien, según la hipótesis del juez, habría prestado su nombre para registrar aportes de campaña.
Por la tarde, la bancada naranja expresó su respaldo a su lideresa argumentando nuevamente la “persecución política”, aunque evitaron señalar quién estaría detrás. También negaron que exista un peligro de fuga que amerite su detención.
La última visita que recibió Keiko Fujimori pasadas las 8 p.m. fue la de las congresistas Luz Salgado y Alejandra Aramayo, pero solo por cinco minutos.