Martín Tanaka califica de “descabellado” el argumento de la persecución política del ex presidente Alan García para solicitar el asilo a Uruguay, sobre todo en un gobierno “tan débil” como el que tenemos.
— El ex presidente Alan García justifica su pedido de asilo en una supuesta persecución política en su contra. ¿Hay elementos que sostengan su postura?No puede sostenerse la tesis de una persecución política. Eso no quita que uno pueda discrepar con algunas decisiones de la fiscalía o del Poder Judicial, y aunque sean errores estamos obligados a acatarlos. Pero creo que es descabellado realmente, no tiene fundamento [...], y en un gobierno tan débil como el que tenemos.
— En su carta, García afirma que sus casos han sido archivados y que existió una alerta del Ministerio del Interior en las fronteras antes de que se dicte su impedimento de salida. Yo no sé si es cierto lo que menciona García en su carta. Pero todo esto nos lleva a decisiones que toman fiscales y jueces con las que uno puede estar o no de acuerdo. Pero si los jueces se equivocan uno puede apelar. Cualquier error aplicable al caso de García podía haberse resuelto en el sistema judicial.
— ¿Es válido que García diga que tuvo la información –sin decir de quién– de que iba a ser detenido? Es poco serio aludir a ese tipo de argumentos. Sin embargo, la decisión uruguaya va a estar muy motivada por consideraciones políticas, donde esta historia judicial interviene parcialmente en el cálculo que hace Uruguay, pero la decisión es eminentemente política.
— ¿Esta decisión del ex presidente de pedir asilo cómo lo pinta como político?Es como una raya más al tigre de un político muy desprestigiado y con muy poca credibilidad. En esta ocasión, ha sido muy escandaloso cómo un día el ex presidente dice que no tiene nada que temer, que va a colaborar y que se allana al impedimento de salida, y a las pocas horas solicita asilo. Creo que consolida una imagen que ya estaba muy asentada, de un político al cual no se le puede creer.
— ¿Podría significar el fin de su carrera política?No. Eso en un país como el nuestro nunca podría decirse. A mediados de los noventa, García parecía un político sin ninguna opción de volver al país, y fue reelegido. Todo tiene que ver con qué pase con los juicios.
— ¿Cómo afecta esta situación al Partido Aprista?Lo va a afectar muchísimo. La situación del Apra hoy se va a parecer cada más a la que tuvo en los noventa, cuando era un partido muy desacreditado. Ahora el Apra con García asilado se va a reducir a su mínima expresión probablemente. Las posibilidades de que reaparezca dependerá mucho del destino de los juicios.
— ¿Le convendría más a Vizcarra tener un García asilado y sin poder hablar de política interna?Desde el ángulo de las implicancias políticas, yo diría que esto es muy favorable al presidente Vizcarra, lo consolida como el líder que combate la corrupción. El asilo neutraliza al ex presidente y pone al Apra como un partido cómplice de alguien que ha utilizado una artimaña para evadir la justicia. Es un adversario político que tenía el gobierno que ahora está muy contra las cuerdas, eso le va a dar un poquito de aire seguramente a Vizcarra.
— ¿Qué posibilidades políticas cree que tiene Fuerza Popular, con su lideresa Keiko Fujimori en la cárcel, para sobrevivir?Hay una detención de 36 meses en apelación. Si Keiko logra recuperar la libertad y tener expedita la vía de ser candidata presidencial, va a tener cierto margen para preservar una parte de su capital político. Sería muy diferente si la detención se alarga y ya no pudiera ser candidata. Los desenlaces soy muy diferentes dependiendo del camino que sigan sus juicios.