Contrariamente a lo que muchos videntes y astrólogos de la política vaticinaban, la primera baja en el Gabinete Ministerial no se debió a una censura promovida por la ‘maligna’ oposición, sino a desatinos cometidos en casa.
Los amorosos arrumacos barranquinos del hoy ex ministro de Defensa Mariano González lo obligaron a poner su cargo a disposición (eufemismo utilizado frecuentemente para este tipo de casos) y ayer el jefe del Gabinete, Fernando Zavala, puso el capítulo final a esta telenovela anunciando que el gobierno había aceptado su renuncia.
Pese a que el ex encargado de la defensa nacional se escudó en descargos románticos para justificar su relación con una asesora de su despacho, lo cierto es que estos no lo ayudaron a frenar el escándalo y solo servirán para nutrir el imaginario político nacional. Frases como “un hecho de amor”, “mi único delito es haberme enamorado” o “yo revisé su currículum” sin duda harán las delicias de los creadores de memes y caricaturistas.
La renuncia de Mariano González llega exactamente cuando el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski cumple 120 días de gestión. Se trata de la salida más rápida en un Gabinete de inicio en los últimos cuatro gobiernos.
El gobierno, al igual que con el Caso Moreno, ha vuelto a poner en evidencia su falta de reflejos ante estas situaciones. El propio Zavala ha reconocido que supo de la relación de González con la asesora desde hace unos días. Una vez más, una denuncia periodística los sorprende en offside.
Si bien el ex funcionario ha querido llevar su caso al terreno sentimental y privado, el primer ministro, al confirmar la salida del ex titular del Mindef, ha precisado que “cuando esa vida privada finalmente afecta un cargo tan importante como el desempeño de una función pública a nivel ministerial, no pueden existir ese tipo de conflictos”.
Más contundente –aunque igualmente a destiempo– ha sido la respuesta del presidente Kuczynski, a quien le llegó su primera minicrisis ministerial cuando se alistaba para realizar una visita oficial a Chile: “Creo en el amor también, pero no a costa del Estado”.
Desbaratados los argumentos amorosos por el propio Ejecutivo, quedan pendientes las dudas que dejan las afirmaciones de Mariano González, quien denunció haber sido víctima de un reglaje de agencias del Estado, aunque, siendo sinceros, irse a coger las manitos al malecón de Barranco es ya de por sí una invitación al ampay.
Zavala ha sido enfático al descartarlo (“Los servicios de inteligencia se dedican a apoyar la seguridad ciudadana y la seguridad general del país”), pero no estaría de más una investigación interna para despejar las suspicacias y cortar por lo sano cualquier tipo de mala práctica que se esté dando en los aparatos de inteligencia. Todavía están frescos los recuerdos de las consecuencias políticas que tuvo que asumir Ana Jara.
Mariano González perdió un ministerio, pero le queda el amor. Y también una curul en el Parlamento Andino. Ojalá, esta vez prime la meritocracia sobre la pasión a la hora de seleccionar a sus asesores.
MÁS EN POLÍTICA...
Pleno del Congreso aprueba ley de presupuesto público para el 2017 ► https://t.co/VmimOHfm9z pic.twitter.com/XC5FrXNP3x— Política El Comercio (@Politica_ECpe) 29 de noviembre de 2016