La ola delincuencial tiene una de sus causas en la impunidad. La impunidad es responsabilidad de las autoridades.
El primero que debe pedir perdón al respecto es el ex presidente Alan García. Es el primero porque de todas las autoridades que favorecieron la impunidad, ejerció el cargo más alto.
Alan García ha defendido su actuación en relación a los indultos presidenciales y la conmutación de penas. Inicialmente dijo que había conmutado penas a simples “paqueteros”. No fue verdad.
Entre los beneficiados con su firma estuvo, por ejemplo, Danilo Silva Sánchez, que fue recapturado con más de media tonelada de droga. También, Jhonatan Fernández Dávila quien, al salir en libertad, mató a su propia madre.
En menos de 24 horas se conmutó la pena al narcotraficante colombiano Ramiro Castro Mendoza. Una vez en libertad, volvió a dedicarse al envío de droga a nivel internacional. En total son 85 narcotraficantes recapturados.
Se acaba de sumar a la lista Silvia López Vargas, hermana de la madre de Gerald Oropeza. Este obtuvo, como se recuerda, más de 200 millones de soles en contratos con el Estado durante el gobierno de García.
El año en que Silvia López salió de prisión gracias a la firma de Alan García, su hermana Pilar, la madre de Gerald Oropeza, postulaba al Congreso en la lista del Apra. Miguel Facundo Chinguel, ex presidente de la Comisión de Gracias Presidenciales, era abogado de Pilar y usaba un local suyo.
Alan García no asistió al velorio de Agustín Mantilla, ex ministro aprista, que purgó condena por actos de corrupción. Estuvo, sin embargo, en el velorio de Américo Oropeza, padre de Gerald y cuñado de la narcotraficante Silvia López.
Hay algunos testimonios que han indicado que estos delincuentes pagaban para ser favorecidos con conmutaciones o indultos. El ex presidente García ha dicho que él no sabe nada de eso, y que quizá un funcionario de menor jerarquía se aprovechó.
Si tomamos como válida su palabra, lo menos que hay que decir de Alan García es que fue negligente, desprolijo y ligero. Al menos por esto el ex mandatario debería pedir perdón.
Todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario. No afirmamos que Alan García sea culpable de un delito. Sí es culpable, sin embargo, de un descuido que ha causado, en buena parte, la impunidad en que florecen el crimen y la inseguridad.
Formó parte de la comisión de conmutaciones Manuel Huamán Montenegro, ex integrante de la banda criminal Los Norteños. También la ex presidiaria Carmen Morales Pérez que, además, se inscribió en el partido aprista.
La actuación del ex presidente fue de un descuido lamentable. Él ha defendido su forma de proceder e incluso ha defendido, varias veces, a Miguel Facundo Chinguel. Dijo en algún momento que era un hombre probo y, en otro, que lo volvería a nombrar.
Quizá a estas alturas el ahora candidato para un tercer mandato presidencial se arrepienta de lo que dijo. Si es así, que lo diga. Y si no, sería mejor que mejor no postule.
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