A menos de seis meses de gestión, el gobierno afronta su peor crisis, la que ha puesto al país en una innecesaria incertidumbre. La polarización ha alcanzado sus máximos picos y nadie escucha a nadie. Los argumentos han quedado de lado para dar paso a una lamentable crispación. Hemos vuelto a los peores momentos de la campaña electoral, con la diferencia de que esta no nos traerá ningún ganador y podría prolongarse tanto que haría imposible la gobernabilidad.
El hombre de la “revolución educativa” sigue siendo incapaz de dar un paso al costado ya no solo por dignidad, sino porque el país no merece este espectáculo. Todo se fue de las manos. Ya no importan la Ley Universitaria, la corrupción en la compra de computadoras o la inclusión de la ideología de género en el Plan Educativo 2017. Lo que importa ahora es sacar adelante al país y por fin empezar a gobernar en serio, con cabeza fría.
En un país donde sí importan las encuestas y que la gestión del presidente de la República se mide mes a mes, la de Ipsos publicada ayer en este Diario resulta relevante. El 54% de ciudadanos encuestados está de acuerdo con la interpelación a Saavedra, y el 52% cree que sí debe ser censurado. ¿Motivos? El primero: irregularidades en la compra de computadoras 42%, porque fue ministro de Humala 17%, por la Ley Universitaria que afecta intereses de algunos congresistas 17%. Como se ve, la casi unánime defensa mediática a Saavedra y el nada desdeñable presupuesto invertido en estrategias de comunicación no han dado los resultados esperados. Hay algo que se llama percepción ciudadana y esta es inapelable.
La buena noticia para el gobierno, sobre todo para el primer ministro Fernando Zavala, es que no se acaba el mundo por la censura a Saavedra. Según la encuesta de ayer, en el escenario de que se concrete la destitución por la vía del Parlamento, el 67% considera que Fernando Zavala debe dejarlo ir y nombrar un reemplazo. Es decir, no están de acuerdo con una renuncia del jefe del Gabinete en rechazo a la censura. En pocas palabras (aunque no se hace explícito en la pregunta), la mayoría estaría en contra de la cuestión de confianza.
En esta medición de fuerza nadie gana. Ni siquiera Fuerza Popular que ha exhibido su mayoría sin pudor, conscientes de que cuentan con el respaldo de quienes aun sin ser fujimoristas ya sospechan de este inexplicable afán de permanencia en el cargo.
Saavedra es solo la excusa que esconde la precariedad política de nuestro país, donde ni siquiera la bancada oficialista está cohesionada, en la que su vocero “se fue de parranda” y pareciera que ya nadie sabe para quién trabaja.
Renuncie, ministro Saavedra. No se exponga a la censura y no lleve al país a un desenlace fatal.
La salida del ministro de Educación debe ser el motivo perfecto para recomponer el Gabinete con Fernando Zavala a la cabeza, el único que ha sido capaz en esta administración de tender puentes con el fujimorismo. Es el momento de llamar a los mejores y tocar las puertas de todos los sectores, incluido el fujimorismo. Quedará en ellos la responsabilidad de saber responder o no a este gesto. Ojalá que el anuncio de un diálogo nacional hecho anoche por el presidente se concrete. Estamos a tiempo.
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PPK: “Jaime Saavedra quiere seguir hasta el final y lo apoyo en eso” ► https://t.co/X2emJKOwm6 pic.twitter.com/BsH9scOnW2— Política El Comercio (@Politica_ECpe) 12 de diciembre de 2016