¿Por qué dejé Moquegua?, se habrá preguntado más de una vez Martín Vizcarra. Un proyecto minero bien negociado, el de Quellaveco, le permitió cubrir sus angustias presupuestales, aquietar a su población de 185 mil almas e invertir como loco en educación. Moquegua se convirtió en la sensación de la prueba PISA nacional y un ejemplo de región bien enrumbada. Si a Áncash alguna vez se la apodó la Suiza peruana por su paisaje, ahora el nombre le cayó a Moquegua por su tamaño y su progreso.
Fue entonces que muchos nos empezamos a preguntar quién era ese flaco algo desangelado, que no derrochaba precisamente carisma aunque sí asertividad y don de mando ingenieril. Y, claro, los candidatos lo empezaron a llamar para su cásting al 2016 y, antes, Humala le puso el ojo como gobernador afanoso. El propio Martín Vizcarra me contó que el ex presidente una vez le dijo, cuando estaba deprimido por el revés de Conga, que se abocara a sacar adelante Quellaveco. Vizcarra no necesitaba que lo arengara Humala, pues ya estaba abocado a ello.
Antes de caer en los predios ppkausas, Martín visitó a Keiko. Él ha confirmado el encuentro aunque no ha explicado por qué no hizo clic con ella y sí lo hizo con PPK. Podemos suponer que la oferta de ser miembro del entorno inmediato del candidato y luego, nada menos que encaramarse a la plancha presidencial, fue mucho más tentadora. Cuentan que, en un inicio, PPK pensaba que Meche Aráoz sería la primera ‘vice’, lo que Vizcarra, debutante en lides nacionales, no hubiera objetado. Fueron, entonces, razones y cálculos políticos ajenos a la ambición del moqueguano los que lo pusieron en el lugar que Meche hubiera preferido para sí.
En esos cálculos electorales ppkausas tiene que haber pesado su perfil de técnico descentralizado, sin mohines ideológicos, que no genera pasiones pero tampoco antipatías. De hecho, en una plancha tan limeña y técnica, Martín Vizcarra tuvo un gran peso complementario y cubrió con ganas la cuota de ex gobernador regional que también llevaron otros candidatos (por ejemplo, Keiko llevó a Vladimiro Huaroc, ex gobernador de Junín; y Alan García a David Salazar, ex gobernador de Apurímac).
Su aura de neutralidad provincial no solo pesó para bien en la campaña ppkausa; también le ha servido en lo que va de su gestión. No tiene el talante ‘a estos naranjas no los aguanto’ de Meche Aráoz ni el background de izquierda antifujimorista de Carlos Basombrío, cuya cabeza, si Fuerza Popular decide y llega a cortar luego de su respectiva interpelación, la harán rodar sin pena.En la mañana del jueves pasado, cuando llegó al Congreso para responder las 83 preguntas del pliego interpelatorio, se acercó a saludar a los escaños más próximos al foso del hemiciclo, y hasta los más revanchistas ‘fujis’ y los más mal encarados frenteamplistas le sonrieron como advirtiéndole: “Esto no es contigo, flaco, no es nada personal”.
–Pero sí es con él–En un momento se pensó que Vizcarra no tenía convicción en el salvataje de Chinchero vía la adenda que suplanta intereses leoninos de terceros con aportes del Estado. El lunes 30 de enero, cuando se debió inaugurar adenda y obra, con pago a la tierra y danza ritual en la meseta de Chinchero, fue el propio Martín quien contradijo al presidente, anunciando que se postergaba la firma.
Luego hubo las idas y venidas que terminaron en la suspensión de la entrada en vigor del acuerdo y en el primer pedido de interpelación. Entonces, antes de que lo salvaran los huaicos que arrasaron la costa, Vizcarra sí salió a defender la adenda con ahínco, replicando a cada duda, parentesco de cualquier grado, amiguismo y fotos entre concesionarios y concedentes. También explicó detalles curiosos como que no fue él, sino su viceministra Fiorella Molinelli quien firmó el bendito documento en su lugar.
Calmadas las aguas naturales, la agitación política regresó. Quizá no hubiera revivido el ánimo interpelador y censor si no fuera porque la oposición –y en especial su némesis acciopopulista Víctor Andrés García Belaunde–, que le había perdonado la vida, tomó como un desafío el rumor de que Vizcarra era la primera carta de PPK para ocupar el cargo de zar de la reconstrucción que, finalmente, sin ese título rimbombante, fue a parar a Pablo de la Flor. Fue entonces que revivió el encono y una nueva moción lo tiene ya interpelado y esperando si lo censuran. Pero, aunque el pleno lo ponga en la pira ardiente, ‘vice’ se queda.
MÁS EN POLÍTICA...
-