Cuando el presidente Vizcarra decidió nombrar ministro de Salud a Víctor Zamora, en reemplazo de Elizabeth Hinostroza, en este espacio dijimos: “Somos conscientes de que es momento de sumar, por eso dejaremos para más adelante la evaluación del nombramiento del ministro de Salud Víctor Zamora. […] La pertinencia de su designación solo nos la dirán el tiempo y los resultados de su gestión”. Tres meses después, y a la luz de los hechos, podemos afirmar que su designación fue una lamentable elección.
El jueves pasado el Perú tuvo una cifra récord de muertes por coronavirus: 206 personas partieron a causa de la enfermedad. Preguntado por el tema, Zamora, sin vergüenza alguna dijo: “Fue una sorpresa la cifra de fallecidos ayer. Nos ha causado sorpresa porque el número de infecciones está bajando sostenidamente y la mortalidad también estaba bajando. Estamos intentando ver por qué ha pasado esto porque ha sucedido en las redes hospitalarias más grandes de Lima. Los picos se están registrando en los hospitales grandes de Lima. La tasa de letalidad estaba bajando, no sabemos bien qué es lo que ha pasado”.
Al menos es honesto: “No sabemos bien qué es lo que ha pasado”, dice Zamora sin inmutarse. ¿Es serio que un ministro revele que no tiene idea de lo que pasa con la enfermedad que desde marzo no le da tregua a nuestro país?.
Zamora efectivamente no puede saber dónde está parado y seguro está rodeado de excelentes profesionales que sacan adelante el ministerio que él dirige. Pero lamentablemente esa premisa tampoco es cierta, pues a la estrategia ciega se suma una gestión casi nula, sino ¿cómo se explica que el Minsa, que cuenta con un presupuesto de 1.369 millones de soles destinado al COVID-19, solo haya usado 276 millones?
“Vamos, ahora sí, a agregar en adelante cada vez más pruebas moleculares, toda vez que ya hemos podido abrir el mercado para esas pruebas y nos hemos dotado de un importante número de pruebas moleculares y vamos a poder ir eventualmente reemplazando las pruebas serológicas”. Otra de las perlas del todavía ministro Zamora.
Desde el inicio de la emergencia, el doctor Ernesto Bustamante alertó que las pruebas rápidas no eran eficaces para detectar el virus, por lo tanto el contagiado no sabía que lo padecía y seguía contagiando. Al doctor Bustamante no solo se le ignoró, sino que el propio Martin Vizcarra lo maltrató afirmando que había médicos que se “paseaban por los medios de comunicación” para buscar notoriedad.
“No corresponde una prueba rápida a la misión que se tiene de hacer un tamizaje [descarte de la enfermedad] masivo en la población peruana, para poder detectar tempranamente con la finalidad de aislar al paciente infectado”. Así lo advirtió el doctor Bustamante desde el 24 de marzo, pero se lo ignoró.
Noventa días después y con casi 7 mil muertos registrados, se plantea un mayor uso de pruebas moleculares.
Por el bien de todos los peruanos, es momento de la renuncia del ministro Zamora. Necesitamos una nueva estrategia para enfrentar una etapa poscuarentena.