Ayer, este Diario publicó una nota del periodista Jorge Falen que contraponía lo que sucede en la región más pobre del país, Cajamarca, y la menos pobre, Ica. De acuerdo con el INEI, en la primera entre el 45% y 51% de la población es pobre, mientras que en Ica esta cifra no supera el 4%. Falen destacaba el impresionante crecimiento económico de esta última región entre el 2007 y el 2015: el PBI se expandió en un 73%. Para darse una idea de lo meritorio de ese logro, basta mencionar que durante la misma época el Perú en su conjunto tuvo un crecimiento acumulado de 59% y que la mencionada tasa de Ica es igual a la que tuvo en los mismos años India, una de las estrellas del crecimiento económico mundial.
Por supuesto, Ica no siempre estuvo como hoy en día. Según cifras del Instituto Peruano de Economía (IPE), en 1970 esta región tenía un PBI per cápita de S/12.518 mientras que el del Perú era de S/8.857. La revolución de Velasco, sin embargo, destruyó su aparato productivo y en solo dos años hizo que el PBI per cápita cayera debajo del promedio nacional. La cosa solo fue para peor gracias a la continuación de las políticas socialistas durante la década de los 80 y, para 1990, el PBI per cápita de Ica era solo un poco más de S/6.200. A la región le tomó casi 40 años regresar al PBI per cápita prerreformas velasquistas.
¿Qué ha hecho bien Ica en estos años? Pues parece que nada distinto a lo que hace cualquier economía que crece de manera importante: dejar que la inversión privada se desarrolle, sin que se interponga en mayor medida el gobierno regional o los conflictos sociales. En esta región, también según cifras del IPE, la minería y la construcción son los sectores que más impulsan el crecimiento, seguidos por los servicios, la agricultura y la manufactura. La reducción de la pobreza en la década del 2005 al 2015, coincidentemente, se explica en su totalidad por el crecimiento económico, no habiendo tenido ninguna influencia significativa los programas sociales, de acuerdo con el INEI. La inversión pública, finalmente, tampoco ha jugado un rol determinante, pues hasta el 2015 Ica consistentemente era una de las regiones que peor calificaba a nivel nacional en porcentaje de ejecución de gasto.
¿Qué es lo que, por otro lado, ha destrozado la economía de Cajamarca? Esta región ocupa el último lugar en el Índice de Competitividad Regional del IPE. Es decir, tiene el peor ambiente para hacer negocios en todo el país. Ello, por supuesto, se encuentra relacionado con la herencia de Gregorio Santos, un presidente regional que decidió reempaquetar el viejo discurso socialista con una hipócrita envoltura ambientalista, logrando de esa forma espantar a la inversión privada, sumir a su región en una profunda recesión y que los cajamarquinos se conviertan en el grupo más pobre del país a pesar de estar, literalmente, sentados sobre montañas de minerales preciosos.
Por eso, la próxima vez que escuche a un político propugnar que hay que recortar la inversión privada y limitar los mercados recuerde qué es lo que ha traído prosperidad a Ica y pregúntele a ese señor o señora que, si tan convencido está de sus ideas, por qué no predica con el ejemplo y se va a vivir a Cajamarca.
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