El exsecretario de la Presidencia de la República Luis Nava Guibert reveló- en una declaración que ofreció el 25 de setiembre último ante los fiscales José Domingo Pérez y Meryl Huamán Altamirano- que el exrepresentante de Odebrecht en el Perú Jorge Barata le hizo varias entregas de dinero al fallecido exmandatario Alan García.
Nava, quien fue ministro de la Producción durante el segundo gobierno aprista (2006-2011), contó que entre abril y mayo de 2006, Barata se reunió con García Pérez “entre cinco a seis veces en el local de campaña del Partido Aprista” de la avenida Paseo de la República, en el distrito de Miraflores.
A continuación recordamos todas las veces que Alan García negó haber recibido dinero de Odebrecht, informe que publicamos en mayo último.
Un día antes de suicidarse, un día antes de que un fiscal del Equipo Especial llegue a su casa para detenerlo, el ex presidente Alan García escribió en su cuenta de Twitter –su principal tribuna en los últimos años– lo que ya había repetido decenas de veces cada vez que salía una nueva confesión de Odebrecht: “Jamás me vendí y está probado”. Esta era una nueva versión de lo que escribió y dijo hasta el cansancio antes en sus redes sociales: del famoso “Otros se venden, yo no”.
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Tras la “confesión sincera” –esa es la figura legal– de Miguel Atala, el ex vicepresidente de Petro-Perú durante el segundo gobierno de Alan García, quien ha dicho que entregó US$1.3 millones de Odebrecht al ex presidente, sus negaciones se diluyen en la historia. Los reiterados mensajes y declaraciones que dio hasta el último día de su vida rechazando que recibió sobornos de la empresa Odebrecht para que se beneficie con obras del Estado.
–Sus trinos–
Alan García era un asiduo tuitero y con regularidad enviaba mensajes –tuits, trinos– a sus 747 mil seguidores: no solo escribía de la anemia, de las obras de su segundo gobierno o para cuestionar al presidente Martín Vizcarra. No daba muchas entrevistas: sus respuestas ante las acusaciones de pago de coimas las daba a través de esta plataforma.
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Precisamente fue en este abril, cuando la fiscalía empezó a acercarse cada vez más a él en sus investigaciones y tocó a su entorno más cercano, como Luis Nava Guibert, su ex secretario general cuando estuvo en la Presidencia de la República por segunda vez. Tres días antes del tuit que copiamos arriba de este párrafo, el fiscal José Domingo Pérez incluyó al ex ministro aprista en la investigación por presunto lavado de activos contra el ex mandatario.
La indagación contra Luis Nava y su hijo se iniciaba, según la fiscalía, porque “habrían participado en el sistema de recepción de dineros ilícitos para beneficio de García Pérez, así como para otros funcionarios que tuvieron alguna participación relevante” en las decisiones del proyecto Línea 1 del Metro de Lima.
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El 15 de abril, el portal de investigación IDL-Reporteros reveló que Luis Nava Guibert recibió transferencias de Odebrecht por más de US$4 millones, según documentos de la Caja 2 de la empresa brasileña. De esta cantidad, US$1.3 millón fueron depositados a la “offshore” Ammarin Investment Inc., de Miguel Atala Herrera. Alan García volvió a –o intentó– desmarcarse de esta revelación.
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Los descargos que exigió García Pérez han sido conocidos hoy: Miguel Atala ha dicho que los US$1,3 millón fueron para el ex presidente. Que fueron entregados de a pocos y personalmente, incluso, en Palacio de Gobierno o en el Instituto de Gobierno de la Universidad San Martín.
Los depósitos de Odebrecht a la offshore de Atala fueron a través de la Banca Privada de Andorra. El ex vicepresidente de Petro-Perú ha confesado ante Pérez que las entregas de dinero a García se realizaron entre el 2010 y 2018. Es decir, en el mismo año que escribía tuits como este negando todo:
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Alan García aseguraba que podían preguntarle a Jorge Barata si le pagó sobornos. Es más, reiteraba que en “dos años y tres meses” después de haber interrogado a “a una veintena de funcionarios brasileños ninguno me sindicó como beneficiario de un soborno o un depósito”. Efectivamente, Barata no ha hablado de montos exactos. Quien finalmente lo ha hecho fue Atala, un peruano que trabajó en el Estado durante su segundo gobierno.
Lo cierto es que tras la confesión del ex vicepresidente de Petro-Perú, y si se compara con los últimos mensajes del ex jefe del Estado, es corroborable que quiso minimizar las investigaciones de la fiscalía sobre quienes, ahora, serían sus testaferros. Lo hizo el 12 de abril. Para él eran especulaciones.
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¿Y alguna vez negó puntualmente algún depósito en Andorra? Sí, también lo hizo. En el 2018, cuando se supone que todavía recibía parte de los pagos que Odebrecht le hizo a través de Atala, aseguró que “por 2 años anunciaron cuentas en Andorra y millones como si yo fuera Toledo, Humala o PPK. Patinaron otra vez”.
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“No he recibido un centavo, no he hecho mal uso del gobierno para enriquecerme personalmente como otros. Estaré siempre dispuesto a responder por ello porque esa es mi responsabilidad histórica tras haber recibido la confianza del pueblo”, insistió en el video grabado por él mismo.
–Sus frases–
En una extensa entrevista que dio al Diario Trome en febrero, dos meses antes de que estalle el caso en su contra, Alan García se refería a Atala y pedía diferenciarlo de Edwin Luyo o su ex viceministro Jorge Cuba. Ambos eran –son– los primeros detenidos del Caso Odebrecht en Perú por recibir coimas, también en Andorra, por el Metro de Lima. Ambos ex funcionarios de su segundo gobierno.
“Yo diferenciaría entre el señor Cuba y el señor Luyo respecto a Atala, que tiene una explicación que ha presentado y que el Poder Judicial verá, pero (a ellos) los calificaría simplemente de haber traicionado la confianza que les dio su ministro al designarlos”, manifestó en ese entonces. La explicación la conocemos ahora.
En esa misma entrevista, negó haber conocido sobre algún tipo de coima por la obra emblemática de su segundo gobierno y que le parecía “lamentable” que esta “se ensucie” al conocerse del pago de sobornos.
A la prensa le respondió lo mismo cada vez que se acercaban a preguntarle tras alguna diligencia en la fiscalía. “No tengo por costumbre usar el gobierno para enriquecerme, entiéndanlo bien y no pierdan su tiempo”, dijo en marzo del año pasado, tras asistir como testigo en un juicio oral que se siguió contra Rómulo León.
“Yo no estoy involucrado como otros en ningún negociado, en ninguna coima ni en ningún soborno. Eso desespera a mis adversarios que andan diciendo está dentro [de investigación] PPK, ya tenemos a Toledo perseguido, Humala adentro y por qué Alan no”, continuó aquella vez.
En lo que también insistió García fue en su apertura a que le realicen todos los peritajes a sus cuentas financieras. Él aseguraba que no tenía ningún problema con ello. Ahora sabemos que, por la propia confesión de Atala, el US$1.3 millones que pagó Odebrecht no está en ninguna cuenta a nombre del ex presidente. Todo fue a través de un testaferro, según la fiscalía.
En noviembre del 2018, cuando el fiscal José Domingo Pérez amplió la investigación en contra de Alan García por el Metro de Lima, cuando IDL-Reporteros publicó sobre un presunto pago simulado de US$100 mil desde Odebrecht por una conferencia, el ex presidente mostró su versión más enérgica contra el Ministerio Público y los periodistas que continuaban revelando los hechos. Juró por Dios y por su vida, que jamás hubo un soborno. Que ni podría haberlo porque él tenía “decencia y orgullo”.
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“Odebrecht ha sido muy claro en decir le hemos pagado a este viceministro pero a García ni un centavo. Nunca. Demuéstrenlo pues, imbéciles. Encuentren algo”, declaraba desde la que fue su casa en Miraflores.
En una de sus últimas entrevistas en televisión, un día antes de su suicidio, aseguraba que no tenía más bienes que su pensión, su sueldo como director del Instituto de Gobierno de la Universidad San Martín de Porres, y lo que vendía por sus libros y cobraba por sus conferencias.
“¡Dónde está mi cuenta! La cuenta de Alan García. Dónde están los bienes que tengo. Qué barbaridad. Rechazo tajante, enfáticamente. Acuso de asesinato moral a las personas que se atreven a decir eso”, sostuvo. Lo que vino después, es ahora parte de la historia.