Toyota llegó a un acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos tras aceptar pagar 1.200 millones de dólares para cerrar la investigación que tenía en su contra desde el 2009 por un problema con el pedal del acelerador que se quedaba bloqueado en la alfombra.
El estado norteámericano indicó que la empresa japonesa, que llama a revisión a millones de sus modelos, en su afán de evitar mala publicidad ocultó y brindo declaraciones engañosas para sus clientos en un tema sumamente importante como es la seguridad.
Tras cuatro años, Toyota admitió su error y llegó al acuerdo que siginifica la pena más alta impuesta por Estados Unidos a una empresa automotriz.