Hoy empezará a escribirse quizá el último capítulo de la escabrosa historia de sangre, dinero y muerte que la madrugada del 15 de agosto del 2006 estalló en la residencia de la calle Paul Harris 219, San Isidro. Ahí donde la empresaria Myriam Fefer pereció estrangulada a manos del sicario colombiano Alejandro Trujillo Ospina, quien actuó bajo el siniestro planeamiento de Eva Bracamonte, hija de la víctima, según lo determinó el Poder Judicial en octubre del año pasado.
La Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema acogerá por última vez a los abogados de Bracamonte y Trujillo que buscan la nulidad de los 30 y 35 años de condena impuestos a sus patrocinados, respectivamente. A partir de esto, el tribunal debe resolver en un plazo máximo de 15 días si ratifica o no ambas sentencias. Además, la Corte Suprema resolverá la solicitud de los deudos (Ariel Castro, principalmente) para que se anule la absolución a Liliana Castro, ex pareja sentimental de Eva Bracamonte.
El caso, conforme se han diversificado las pericias en sus distintas etapas, cobró siempre un matiz cada vez más oscuro. A la audiencia de mañana, las partes asistirán tras cinco meses cargados de imputaciones y denuncias. Así, al pedido del Ministerio Público para que Liliana Castro Mannarelli sea objeto de un nuevo juicio oral, el 14 de enero último, arremetió Marco Bracamonte, padre de Eva y Ariel, para sindicar a su hijo de haber dirigido la investigación que derivó en la condena de su hermana.
En abril, otro choque frontal dio en Ariel Bracamonte. Su ex abogada, Luz Saavedra, lo acusó de pagar sobornos a la jueza Nancy Carmen Choquehuanca, quien tuvo a cargo el caso en el 2007, para que entorpezca las investigaciones.
El domingo último, el programa de TV Día D presentó una carta enviada por el sicario Trujillo Ospina en que inculpa a Ariel por haberle entregado las llaves de la que fuera su vivienda, en San Isidro, para perpetrar el homicidio. Es el más culpable de todos y es el que más habla. Él me dio las llaves para entrar a la casa. Y fue el único que estuvo conmigo en esa habitación a la misma hora, la noche en que todo ocurrió”, apuntó el colombiano.
El tema, sin embargo, está claro para el magistrado Pedro Chávarry Vallejos, titular de la Primera Fiscalía Suprema en lo Penal. Su argumento reviste mayores complejidades pero es tajante: Eva Bracamonte y Liliana Castro urdieron el crimen en cuestión y para ello contrataron a Trujillo Ospina ‘Payaso’. Según ha afirmado, está bien establecida la conexión entre Eva Bracamonte y el sicario, además de la forma cómo este ingresó a la vivienda y su familiaridad con los ambientes.
En torno al vaivén de imprecaciones entre las partes enfrentadas, el fiscal solo consideró esto como “puntos de vista de personas que se creen perjudicadas”, pero que de ninguna manera podrían influir en la decisión de los vocales a cargo del proceso. “Son cuestiones de herencia que generaron esta fatalidad. Lo que estamos indicando en el proceso es que el sicario habría tenido la facilidad de ingresar al inmueble porque no hubo violencia, ruptura de cerrojo o cerraduras. Hubo voluntad de ambas (Eva y Liliana) en que se concrete el crimen. Eso es lo que se desprende de la investigación”, le dijo al diario Trome.
Aún en medio de lo enrevesado del sangriento caso, Chávarry espera firme el fallo que emitirá la Corte Suprema. “Expreso mi seguridad y tranquilidad”, ha afirmado.