Yván Castañón Pereyra tenía 71 años y aparentemente llevaba una vida tranquila, sin preocupaciones. Era un empresario con una situación acomodada. Un ex trabajador de la empresa Molitalia que tras su jubilación se había dedicado al negocio inmobiliario. Sin deudas ni problemas sentimentales. A todas luces, nada que sugeriera malestar o depresión. Nada hacía prever su fatal desenlace: ayer murió luego de que su vehículo cayera por un acantilado del balneario en Santa Rosa. Hoy, alrededor de la 1 p.m., su cuerpo fue rescatado.
Según informó Luis Silva, periodista de El Comercio, quien se encuentra en la zona de rescate, la hija del empresario Marialuz Castañón descartó algún problema de sentimental, depresivo o económico. “Mi padre era un hombre que por sobre todas las cosas amaba la vida”. Por ello la teoría del suicidio le parece descabellada.
“Era muy optimista, no había recibido amenazas. Tampoco tenía problemas de dinero. Él compraba casas, las arreglaba y luego las vendía. Tampoco problemas amorosos”, dijo. Sin embargo, la familia sospecha de un malestar cardiaco, pues Castañón Pereyra había sido operado hace dos años del corazón.
“Hace unas semanas tenía un malestar en el pecho. Pensamos que cuando estuvo manejando le dio un ataque al corazón”.
A pesar de la tesis del paro cardiaco de la familia, fuentes consultadas por elcomercio.pe apuntan a que podría tratarse de un suicidio. Hace unos días, Castañón regresó de viaje de Costa Rica por motivos familiares (fue a visitar a dos de sus hijas). Este habría llegado con una profunda depresión.