LUIS GARCÍA BENDEZÚ
El lugar es frío. No sería diferente a cualquier oficina administrativa si no tuviera una camilla y un biombo para desvestirse. Los pacientes esperan su turno en un pasillo por el que se cuela el viento del Centro de Lima. No obstante, pese a sus limitaciones, este es el único consultorio médico de la capital que prioriza la atención de provincianos pobres y de quechuahablantes.
El Consultorio de la Inclusión del hospital Arzobispo Loayza fue instalado en enero del 2012 y se encuentra en la oficina N°1 de ese sanatorio. Según la directora del hospital, Zarela Solís, la idea surgió al percatarse de que los pacientes del interior del país estaban en desventaja económica y moral frente a los que vivían en Lima.
“El Loayza recibe gran cantidad de pacientes de provincias. Muchos vienen por su cuenta, sin dinero para comida o alojamiento. Algunos hablan lenguas nativas y no pueden comunicarse bien”, explica Solís.
El objetivo del Consultorio de la Inclusión es atender lo más rápido posible a los pacientes provincianos, para que no gasten dinero en estadía. Cada mes atienden a unas 200 personas de pobreza extrema, entre ellas varias quechuahablantes.
En el hospital, los provincianos solo presentan su DNI para obtener cita en el consultorio. Ahí los atiende Eduardo Bautista, el único médico que habla un poco de quechua en el Loayza.* La mayoría de los pacientes viene por gastritis, cálculos en la vesícula o prostatitis.*
El Ministerio de Salud (Minsa) no ha calculado cuántos pacientes se trasladan desde provincias por una consulta en los hospitales de Lima. Tampoco hay datos sobre cuántos hablan lenguas nativas o qué médicos conocen estos idiomas. “La mayor parte de las historias clínicas se redacta a mano. No hay forma de saber en tiempo real la procedencia de los pacientes”, señaló la Oficina de Informaciones del Minsa.
UNA POBLACIÓN INVISIBLE Según el último censo poblacional del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el Perú hay 4’067.147 personas que hablan alguna de las 47 lenguas nativas que tenemos. El informe revela que en Lima se encuentra el 13,8% de quechuahablantes del país.
Pese esta diversidad de lenguas, para la Defensoría del Pueblo hay pocas políticas sanitarias que incluyan a la población que no habla español.
“Hay un grave problema de sintonía cultural en el sistema de salud del país. Hemos detectado que el médico no trata de forma horizontal al paciente de habla nativa. Es necesario que el Ministerio de Salud genere más políticas de integración”, señala Daniel Sánchez, jefe del Programa de Pueblos Indígenas de la Defensoría del Pueblo.
Oswaldo Salaverry, director ejecutivo del Centro Nacional de Salud Intercultural (Censi), explica a El Comercio que el Minsa trabaja actualmente en una política sectorial que establecerá las obligaciones del servicio de la sanidad peruana con las poblaciones nativas.
Esta política propone, entre otros puntos, que las facultades de Medicina de las universidades capaciten a sus alumnos en interculturalidad. “El problema no es solo aprender una lengua nativa. Lo que los médicos tienen que aprender es a tratar con respeto a los peruanos que hablan lenguas nativas”, señala Salaverry.
Según el funcionario, la política sectorial de salud intercultural ha sido entregada en consulta previa a las comunidades andinas y se estima que será promulgada antes de fin de año.