El jueves 21 de noviembre María Teresa Fernández salió por primera vez, en 11 años, del penal Mujeres de Chorrillos (ex Santa Mónica). La mujer de 43 años, cabellos negros y ojos achinados cuenta que sintió náuseas y mareos al oír el bullicio de la ciudad.
Aquel día, María Teresa tuvo que recorrer 15,9 kilómetros hasta el bazar Paschi ubicado en la cuadra cuatro del Jr. Lampa, en el Centro de Lima. A pesar del malestar y la ansiedad de la libertad efímera, la mujer atesora el momento con emoción y alegría. “Ese día, qué hermoso. Después de tantos años… Lo poco que pude sentir es algo indenoscriptible”, nos cuenta con la voz aún entrecortada por la emoción.
María Teresa apenas vio algunos carros por las pequeñas rendijas del auto que la trasladaba, pero lo que más la conmocionó fue ver rostros nuevos. “Con esto ya me estoy preparando para la libertad”, explica. “Ya me falta poco, soy resiliente”, agrega esta vez mientras termina de coser un duende navideño.
Y es que María Teresa, condenada a 12 años y sin beneficios penitenciarios, ha descubierto su habilidad para la costura. “Acá me he desarrollado y me he ido motivando. He sacado mi fuerza interior durante todos estos años para poder superarme”, dice.
Dejando atrás los errores, las malas decisiones y los problemas que la alejaron de su familia y de su natal Tingo María, ella ha encontrado su camino y su fuente de ingresos en la confección de cojines y peluches. “De acá cubro mis necesidades básicas. No soy una carga para mi familia y ayudo económicamente a mi hijo”, explica.
Así todos los días, desde las 9 a.m. hasta las 4 p.m., María Fernanda se dedica al 100% a dibujar personajes animados, corazones flechados o a bordar nombres y mensajes románticos. Tanto es así que se ha consolidado como empresaria y tiene su propia marca: Mi Esencia.
“[El nombre] es por todo lo que yo transmito en cada cosa que hago. Mi logo tiene solo una alita, aún falta completarse. Eso ocurrirá cuando yo logre cruzar esa puerta y sea completamente libre”, dice.
Y María Fernanda no es la única. En el penal Mujeres de Chorrillos más del 50% de internas trabaja o estudia. Tras las evaluaciones correspondientes, el personal del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) ubica a las mujeres a realizar diversas actividades con miras a que ellas puedan generar sus propios ingresos y eviten volver a delinquir cuando ya sean libres.
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En el Taller de Manualidades Varias donde confecciona María Teresa, también hay otras emprendedoras. Ese es el caso de Alejandra Zegarra, gestora de Aleka Bijoux.
“Esto empieza hace tres años a raíz de una capacitación que recibimos y un año y medio después ya nos consolidamos. Somos cuatro personas de distintas nacionalidades, hay una colombiana, una indonesa y una lituana”, explica Zegarra, de 31 años.
En Aleka Bijoux las pulseras, aretes y collares están hechos con piedras delicadas, hilos finos y son retocados con algunas bolitas plata de 950. Para Alejandra, el hecho de que sean cuatro personas de diferentes lugares ayuda mucho para lograr un producto único y novedoso. Además, la emprendedora dice que no solo es un negocio, sino una hermandad. Prueba de ello es que su familia prácticamente ha adoptado a sus compañeras extranjeras.
“Estamos privadas de nuestra libertad, pero no de nuestros sueños. Nosotros somos personas que vamos a salir adelante”, asegura.
La próxima meta de Aleka Bijoux es abrir tiendas en los centros comerciales más importantes de la ciudad y poder hacer alianzas con empresas privadas para poder expandir su mercado.
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La población penitenciaria trabajadora se encuentra dividida entre los talleres de soporte y los de producción. En el primero, se encuentran las internas cuyas ganancias no superan el sueldo mínimo. Ellas deben aportar S/37.20, que es un monto establecido de acuerdo a las normativas de la institución. En el segundo, se encuentran las que sobrepasan la remuneración mínima vital. A ellas se les pide el 10% de sus ganancias mensuales.
“Lo recaudado se invierte para capacitar al personal, mejorar los ambientes y darles mayores comodidades para que lleven los talleres. Dentro de las limitaciones que se puedan tener, intentamos que ellas aprendan lo más que puedan porque esto no solo les sirve aquí, esto es para que cuando ellas salgan puedan proyectarse”, explica Zelmi Campos Espinoza, la administradora encargada del penal Mujeres de Chorrillos.
Ahí dentro, uno de los talleres con mayor recepción es el de cueros, en donde pudimos conocer a Elcie Palomino Becerra. En sus 12 años y ocho meses ella ha pasado por tejido, bisutería y confección, hasta descubrir, allá por el 2014, que lo que más le gusta es cortar, moldear y coser en cuero. “Yo perdí mi libertad, pero he ganado algo”, dice mientras muestra unos pequeños monederos.
“De todo lo que he hecho, esto es lo que me apasiona. Me gusta el manejo de cuero y soy completa porque puedo hacer todo el proceso. Hago algunos productos para empresas, pero también tengo mi propio emprendimiento”, cuenta.
Elcie espera terminar pronto con los trámites y papeleos de la que será su propia marca: Infinity by Elcie. “He pensado en mi mamá. Y he pensado en ese nombre porque creo que uno tiene una infinidad de habilidades que no conoce… yo tuve que estar aquí para descubrir qué es lo que puedo hacer. Dicen que todo lo que pasa es para algo bueno y, en realidad, yo siento que todo este tiempo he sido preparada para seguir con mi actividad sostenible”, explica la mujer de cabellos rubios, labios rojos y mirada cansada.
Actualmente Elcie se ha especializado en hacer carteras y billeteras. Dependiendo de las características, le toma al menos un día terminar su producto. En cada uno de sus diseños se puede ver el cuidado milimétrico de los detalles: costuras, bordados, cierres y broches que componen una pieza perfecta. “Este lugar te quita la libertad de tránsito, pero no te quita la libertad de soñar, pensar o hacer. Hay cosas que dependen de cada una de nosotras”, dice.
Para la administradora Campos este tipo de actividades juegan un rol importantísimo en la reinserción de las internas. Las mujeres del penal de Chorrillos no solo aprenden a bordar o a hacer manualidades, muchas de ellas comienzan desde cero y poco a poco escriben, leen, suman o restan. Hay otras que conocen, con ayuda del personal del INPE, cómo administrar su dinero, hacer trámites administrativos para formar una empresa o simplemente a curar las heridas y penas del pasado.
“Mi error me llevó a [cometer] un delito. Considero que mi familia ha sido un soporte importante durante todos estos años. Mi madre es la impulsadora de todos mis logros y también ha estado allí en cada una de mis caídas. Creo que no es más exitoso el que nunca se cae o nunca fracasa, es más exitoso el que cae y se sabe levantar. La cárcel es una caída y es una caída muy dura, pero depende de ti… o te hundes o te levantas”, sentencia Elcie.
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Recorriendo un poco más el establecimiento penitenciario y alejándonos del bullicio de los patios y del ruido de las máquinas de coser llegamos a The Queen’s by Medalith, un oasis donde 20 mujeres cortan piezas, moldean, pegan y cosen zapatos de la más alta calidad. Este es uno de los emprendimientos más destacados por el INPE y motivo de orgullo para la mente brillante detrás de este imperio de calzado que se ha construido tras las rejas: Medalith Cely Ravichahua.
La idea surgió hace 7 años cuando a Medalith, cosmetóloga de profesión y mujer de fácil palabra e indenoscriptible energía, la cambiaron al taller de calzado. Esa pequeña casualidad cambió el destino de ella y de Liz Misguel, Rosa Ana Flores, Joselina Álvarez y de la portuguesa Marina López.
“No fue todo fácil. Fue un proceso de aprendizaje, las manos que eran delicadas hoy ya están gruesas de tanto trabajo. Hemos aprendido, nos hemos consolidado. Gracias a Dios todo salió bien y ahora tenemos convenios firmados y muchos proyectos por delante”, explica la mujer.
“Gracias a todo esto pasé a ser la “interna empresaria” que hoy en día representa a más de 90 mil internos. Estar privada de tu libertar no te quita los sueños y yo quiero decir que sí se puede”, agrega mientras se acomoda el mandil negro que lleva bordado, en el lado izquierdo, el nombre de su marca.
Actualmente, la empresa ha recibido un sinnúmero de reconocimientos por sus innovadores productos y la “interna empresaria” tiene el privilegio de salir ocasionalmente para contar su experiencia de éxito en lugares como la Cámara de Comercio de Lima, y por si eso no fuera poco, para Mealith el logro más importante es trabajar con su hijo George Obryamm, quien es una pieza clave para generar alianzas fuera del Santa Mónica.
“Estamos a la vanguardia. No tenemos nada que envidiar a otras empresas. Lo único que nos diferencia de los empresarios de la calle es que ellos están fuera y nosotras aquí. Pero estamos a al nivel más alto”, sentencia.
Como explica Zelmi Campos, la vida no se acaba en un penal y el tiempo que ellas estén allí es solo un paso. A veces más largo o más intenso, pero un paso al fin y al cabo.
“Ellas tienen que ser fuertes para superar esto. Deben estar preparadas, ser conscientes de todo lo que pueden hacer. Por nuestra parte damos todas las herramientas con un sistema que cada vez se está humanizando. Acá les enseñamos el valor de la familia, a tener amor propio. Intentamos llegar a cada una de ellas. Somos seres humanos trabajando para seres humanos”, dice.
-TODO LO QUE DEBES SABER-
- De los 67 establecimientos penitenciarios a nivel nacional, la población que trabaja es de 26.873. En los talleres productivos los hombres y mujeres se especializan en trabajos en madera, metálica, cerámica, panadería, tejido, cueros, fibra de vidrio, joyería, etc.
- El penal Mujeres de Chorrillos cuenta con 818 internas. De ellas, 350 estudian y 284 trabajan.
- Algunas internas que participaron en esta nota forman parte del programa Cárceles Productivas, implementado por expresidente Pedro Pablo Kuczinsky mediante el Decreto Legislativo N° 1343. Gracias a los convenios con empresas privadas pueden capacitarse, especializarse y generar mayores ingresos para mejorar la calidad de vida de sus familias.
- El bazar Paschi funciona desde agosto del 2016 y está ubicado en el Jr. Lampa 450, en el Cercado de Lima. El horario de atención es de 9 a.m. a 6 p.m. Para mayor información se puede llamar al 281 9117. Las compras se pagan en efectivo.
- Del 16 al 20 de diciembre se realizará una feria navideña, en donde los internos e internas podrán exhibir sus productos. La cita será en la Plaza de la Democracia (Av. Nicolás de Piérola 1045 - Cercado de Lima).