BEN TAVENER Sao Paulo, Brasil
BBC Mundo. La araña parda reclusa muerde a más de 7.000 personas en Brasil cada año, causando lesiones graves en la piel e incluso la muerte. El antídoto utilizado como tratamiento se produce a expensas de la vida de muchos animales. ¿Podría un avance en el veneno sintético de araña conducir a una solución más humana?
La primera vez que me picaron, casi me muero, dice Adelaide Fabienski Maia, una asistente en una escuela de Curitiba, en el sur de Brasil.
Me puse pantalones cortos en la mañana y sentí una mordida, pero no me di cuenta qué era. No fue sino hasta la noche que me empezó a arder la cara. Miré el área de la mordedura y estaba roja.
Adelaide fue de urgencia al hospital. Sólo gracias al antídoto puede contar la historia.
Pero el antídoto disponible actualmente tiene sus propios riesgos: sobre todo para los animales involucrados en el proceso de producción.
Es extraído de miles de arañas pardas y luego inyectado en caballos, lo que desencadena una respuesta inmune que crea el antídoto para humanos. Y reduce drásticamente la vida del caballo.
Ahora, científicos en Brasil tienen una alternativa: un veneno sintético.
MUERTE DE LA PIEL La venenosa reclusa marrón, de la familia de las Loxosceles, se encuentra en América del Norte y del Sur, África, Australia y algunas partes de Europa.
Con un tamaño de entre 6 y 20 milímetros de largo, no son de ninguna manera las arañas más grandes del mundo.
Incluso su mordida es casi indolora. Sin embargo, su veneno puede causar grandes dolores y lesiones necróticas, conocidas como la muerte de la piel.
Se trata de la única familia de arañas en el mundo que hace que la piel muera de esa manera. Los científicos lo han relacionado con una rara enzima en el veneno llamada esfingomielinasa D, que daña y destruye el tejido de la piel.
En un pequeño porcentaje de casos, en los que el antídoto no se administra con la suficiente rapidez, la persona puede morir a raíz de una insuficiencia de órganos.
Pero muchas más muertes –de arañas y caballos– son causadas por la propia producción del antídoto.
Ordeñamos las arañas una vez al mes durante tres o cuatro meses, dice el Dr. Samuel Guizze, biólogo en el Instituto Butantan, centro pionero de Sao Paulo para la producción de antídoto.
Se necesita a un técnico que con cautela recoge la araña y la electrocuta, mientras otro científico se apresura a extraer el veneno en una jeringa.
Dado que se consigue sólo un pequeño chorro de veneno, decenas de miles son criadas para ser ordeñadas.
La cantidad de veneno obtenido por araña es muy pequeño, dice Guizze. Luego inyectamos el veneno en los caballos y después de 40 días se los hace sangrar y se separan los anticuerpos (antídoto) de la sangre.
Como era de esperar, esto tiene un efecto sobre la salud de los caballos. Su esperanza de vida se reduce de 20 a 3 ó 4 años.
A las arañas les va aún peor: mueren tras tres o cuatro extracciones de veneno.
ALTERNATIVAS A LOS ANIMALES A 600 kilómetros de distancia, en la Universidad Federal de Minas Gerais, un avance promete reducir la dependencia que tiene la industria del antídoto respecto a los animales.
El Dr. Carlos Chávez-Olortegui es biólogo y especialista en veneno de arañas.
Identificamos las partes del veneno responsables de crear anticuerpos, e hicimos una cadena de proteína que contiene sólo estas partes, le explicó a la BBC.
Al hacer una copia del ingrediente activo del veneno, significa que las arañas podrían pronto no ser necesarias para el proceso.
Y, si bien todavía se necesitan caballos para el futuro inmediato, el veneno sintético no es tóxico. Esto significa que los caballos todavía podrían producir el antídoto adecuado en la sangre, pero sin experimentar los efectos de recibir una inyección de veneno real.
Chávez-Olortegui dice que esta nueva técnica permitirá a los caballos retirarse de esta actividad después de unos pocos años y pasar a vivir una vida normal.
De hecho, en el futuro, se espera que los animales puedan ser eliminados completamente del proceso.
¿UNA VACUNA PARA EL FUTURO? El estudio también ha demostrado tentadoras posibilidades para la creación de una vacuna.
Los ensayos han demostrado que los animales inyectados con veneno sintético de araña comienzan a producir anticuerpos que los protegen de los efectos de las picaduras reales de las arañas pardas.
Chávez-Olortegui espera que estos resultados puedan allanar el camino para una vacuna humana.
Se necesitan más pruebas para ver si el nivel de inmunización se mantiene a largo plazo, pero creemos que estamos en el camino correcto para hacer una vacuna humana pronto, dice.
La potencial vacuna es vista como un gran avance para la ciencia pero podría tener aplicaciones limitadas en el mundo real, ya que el costo del desarrollo de la vacuna pesa ante las posibilidades de ser picado.
Pero en un país en el que se registraron 26.000 mordeduras de araña, sólo en 2012, 7.000 de las cuales fueron de arañas parda, podría existir bastante demanda.
Adelaide Fabienski Maia, quien tiene el dudoso honor de vivir en la capital de la araña parda de Brasil, ha sido mordida por segunda vez.
Aunque no son naturalmente agresivas, estas arañas tienen la mala costumbre de dormir en la ropa de la gente.
Como es de esperar, Adelaide no quiere tomar más riesgos: Si hubiera una vacuna, llevaría a toda mi familia hoy mismo.