“Cuentos de la selva” es un libro de cuentos escrito por el uruguayo Horacio Quiroga en 1918. Un libro que, en su momento, Quiroga indicó que había escrito para que lo leyeran sus hijos. “¿Y qué tipo de libro quisieran leer los hijos de Quiroga hoy?”, fue la pregunta que se hizo el periodista argentino Tomás Balmaceda en el 2015. Su respuesta fue: un libro hecho con emojis.
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Ojo que Balmaceda –quien es además doctor en Filosofía y un influyente tuitero a través de su cuenta @CapitánIntriga- no es nuevo en el tema de escribir libros. Antes había publicado “Quién es la chica” y “Psicología de sentido común: pasado, presente y futuros”, y hace unas semanas acaba de presentar “Los 90: la década que amamos odiar”.
“En el 2015 estaba muy enganchado con los emojis. Me parecía que era una manera muy buena de comunicar cosas y que estaba siendo dejada de lado. Entonces empecé a pensar qué obras podrían ser traducidas a emojis y recordé “Cuentos de la selva”, que es quizás uno de los más lindos libros de la literatura rioplatense”, explica Balmaceda en diálogo con El Comercio.
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Una iniciativa tan disruptiva podía tener muchas dificultades, y Tomás lo sabía. Su intención era que su versión en emojis se imprimiera. Para ello lanzó el proyecto a través de la plataforma de financiamiento colectivo Ideame. “Esa fue la idea original”, confiesa.
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Sin embargo, el proyecto empezó a tener resistencia de varios sectores, sobre todo cuando se hizo conocido y los medios de comunicación argentinos pusieron la posibilidad de hacer una versión de una obra literaria con emojis sobre el tapete.
“Me hicieron notas de varios diarios, me entrevistaron en la televisión. Ahí me hacían discutir con personas que creían que escribir con emojis era algo así como el fin del lenguaje o de la literatura. Yo creo que en el fondo lo que mostraban, básicamente, eran las propias limitaciones de creer que solo se puede comunicar usando palabras”, reflexiona Balmaceda.
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“Nunca negué el carácter experimental de este proyecto, pero finalmente todavía hay cierta resistencia en creer que las palabras son sagradas”, agrega.
Finalmente, el libro está disponible en formato digital a través de la plataforma BajaLibros. “Además, la semana pasada justo se contactaron conmigo del programa de autores independientes de Amazon para ver si lo podía probar”, indicó.