Los peligros del cambio climático han sido reportados durante años. Pero lo que ha recibido menos atención es cómo el mundo podría abordar el problema de manera efectiva.
El 4 de abril, los científicos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU (IPCC por sus siglas en inglés) de la ONU presentaron un plan para evitar los peores impactos del aumento en la temperatura.
El informe del IPCC esencialmente llama a una revolución en la producción de energía y alimentos.
Los científicos señalan que para evitar un calentamiento muy peligroso en el planeta, las emisiones de carbono deben alcanzar su punto máximo en tres años y luego caer rápidamente.
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Incluso entonces, la tecnología para extraer CO2 del aire seguirá siendo necesaria para mantener bajas las temperaturas.
Presentamos cinco ideas clave que según los investigadores del IPCC son fundamentales para mantener al mundo seguro.
Las 63 densas páginas de este informe del IPCC están plagadas de calificativos y notas al pie de página.
Pero surge claramente un mensaje central de los científicos. Si el mundo quiere mantenerse alejado de un calentamiento peligroso, los combustibles fósiles “están fritos”.
Mantener el mundo por debajo de 1,5 °C requiere que las emisiones de CO2 alcancen su punto máximo en 2025, señalan los investigadores, y se reduzcan en un 43% para fines de esta década.
La forma más eficaz de hacer ese cambio es generar energía a partir de fuentes sostenibles como la eólica y la solar.
Los autores destacan el colapso de los costos de estas tecnologías, que se redujeron en torno al 85 % durante la década 2010-2020.
Y mientras la guerra en Ucrania está haciendo que los gobiernos de Europa coqueteen una vez más con el carbón, un fuente emisor de carbono, existe una amplia aceptación política de que la energía barata y sostenible es el único camino a una seguridad energética que no dependa de Vladimir Putin.
Por ello, para contener la temperatura del planeta (y debido al contexto político actual), el IPCC cree que el carbón finalmente debería retirarse para siempre.
“Creo que es un mensaje muy fuerte, ya no puede haber nuevas centrales eléctricas a carbón. De lo contrario, realmente se está arriesgando la meta de no sobrepasar 1,5 °C”, afirma el profesor Jan Christoph Minx, de la Universidad de Leeds, y autor principal coordinador del informe del IPCC.
“Creo que el gran mensaje es que debemos terminar con la era de los combustibles fósiles. Y no solo debemos terminar con ella, sino que debemos hacerlo muy rápido”.
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Hace pocos años, la idea de una solución tecnológica para el cambio climático era considerada por muchos como algo excéntrico.
Desde rociar sustancias en la atmósfera para enfriar la Tierra hasta bloquear el Sol con escudos en el espacio, varias de esas ideas fueron criticadas y rápidamente olvidadas.
Pero a medida que la crisis climática se ha intensificado y la reducción de las emisiones de carbono sigue sin concretarse, los investigadores se han visto obligados a reconsiderar el papel de la tecnología tanto en la limitación como en la reducción del CO2 en la atmósfera.
Las propuestas de “eliminación de dióxido de carbono” (CDR por sus siglas en inglés) están ahora oficialmente sobre la mesa con el respaldo del IPCC en este último informe.
Los científicos son contundentes: no será posible mantener bajas las temperaturas sin algún tipo de técnicas de eliminación de carbono de la atmósfera, ya sea a través de árboles o de máquinas que extraigan CO2.
Hay mucha oposición a esto por parte de los ambientalistas, algunos de los cuales acusan al IPCC de haber cedido a la presión de los países productores de combustibles fósiles y de poner demasiado énfasis en tecnologías que, en esencia, siguen sin probarse.
“La principal deficiencia que veo es que el informe es demasiado débil en cuanto a metas de reducción rápida en las emisiones de combustibles fósiles”, dijo Linda Schneider de la Fundación Heinrich Böll en Berlín.
“Yo hubiera esperado que el informe presentara vías confiables hacia 1,5 °C, sin depender de tecnologías que simplemente no sabemos si funcionarán”.
Una de las grandes diferencias de este informe con respecto a versiones anteriores es que las ciencias sociales tienen una gran presencia.
Esto se ve principalmente en ideas para reducir la demanda de energía por parte de los consumidores en áreas como vivienda, transporte y alimentación.
Las sugerencias incluyen dietas bajas en carbono, reducciones en el desperdicio de alimentos, cambios en la construcción en las ciudades y opciones de transporte que emitan menos carbono.
El IPCC cree que los cambios en estas áreas podrían limitar las emisiones de sectores que proveen servicios a consumidores en un 40-70 % para 2050, mejorando al mismo tiempo el bienestar de las personas.
El informe es bastante específico y detallado en esta materia, y sí, estos cambios requerirán incentivos de los gobiernos. Pero parecen una estrategia bastante indolora de lograr un impacto.
Las acciones contra el cambio climático a menudo se han retrasado por debates sobre su costo financiero.
Pero en los últimos años se ha visto que el costo de los desastres climáticos ha aumentado constantemente.
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El IPCC asegura que sigue fluyendo demasiado dinero hacia los combustibles fósiles y no hacia las soluciones climáticas de energías limpias.
Si se eliminaran los subsidios que los gobiernos dan a los combustibles fósiles, esto reduciría las emisiones hasta en un 10 % para 2030, según Greenpeace.
A más largo plazo, modelos que incorporan los daños económicos causados por el cambio climático muestran que el costo global de limitar el aumento de temperatura a 2°C durante este siglo es menor que los beneficios económicos globales de reducir el calentamiento, señala el IPCC.
Mantener las temperaturas muy por debajo de los 2 °C costaría un poco más, pero no mucho, dados los daños que se evitarían y la amplia gama de beneficios colaterales, como aire y agua más limpios.
“Si tomas los escenarios más agresivos de todo el informe, costaría, como máximo, el 0,1 % de la tasa de crecimiento anual del PIB estimada”, dijo el profesor Michael Grubb, de University College London, también autor principal coordinador del informe.
Hay un énfasis renovado en este informe en el enorme impacto que las personas más ricas están teniendo en el planeta.
Según el IPCC, el 10 % de los hogares con las emisiones per cápita más altas contribuye hasta el 45 % de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas por el consumo en hogares.
En esencia, el informe dice que las personas más ricas del mundo están gastando demasiado dinero en transporte, incluso en aviones privados.
¿Los convertirá esto en blanco de una mayor tributación u otras medidas para reducir sus emisiones?
Ese bien puede ser el caso, pero algunos autores del IPCC creen que los ricos tienen otros roles que desempeñar para ayudar al mundo a alcanzar el cero neto.
“Las personas ricas contribuyen de manera desproporcionada a mayores emisiones, pero tienen un alto potencial de reducir emisiones manteniendo al mismo tiempo altos grados de bienestar y niveles de vida dignos”, señaló el profesor Patrick Devine-Wright de la Universidad de Exeter, otro autor principal del informe del IPCC.
“Creo que hay personas con un estatus socioeconómico alto que podrían reducir sus emisiones y convertirse en modelos a seguir con estilos de vida bajos en carbono, inversiones en negocios y oportunidades bajas en carbono, y acciones para presionar por políticas climáticas estrictas”.