“No conocemos los efectos secundarios a largo plazo de las vacunas contra la covid”. Es un mensaje que todavía es habitual ver compartido en internet.
Pero, en realidad, un año se considera un “plazo largo” en lo que respecta a la seguridad de las vacunas.
Son ya más de 14 meses desde que se comenzaron a administrar las primeras dosis y más de 12 desde que se empezaron a distribuir vacunas bajo el esquema Covax, con el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) busca una distribución equitativa de las mismas entre los países menos desarrollados.
Los científicos dicen, pues, que es tiempo más que suficiente para que surjan los efectos secundarios.
Y es que, aunque las vacunas contra la covid son relativamente nuevas, los procesos que se desencadenan en tu cuerpo no lo son tanto.
Comprender cómo estimulan el sistema inmunológico puede ayudarnos a saber qué tan rápido podemos esperar tener reacciones negativas.
A continuación, te contamos cuáles son las fases que experimenta tu cuerpo después de recibir la vacuna contra la covid y los plazos de tiempo que debes tener en cuenta.
Un pequeño grupo de personas tendrá una reacción alérgica a los ingredientes inactivos de la vacuna, y esto ocurrirá dentro de los 15 minutos posteriores a su recepción.
Para todos los demás, los efectos secundarios son el resultado de que el cuerpo reaccione a la vacuna en sí, o a los anticuerpos que hace que tu cuerpo produzca.
La fase innata, en la que el cuerpo reacciona a la vacuna en sí, comienza casi de inmediato.
Tu cuerpo reconoce a un invasor y lo ataca con células inmunitarias, las armas que usaría contra cualquier virus o bacteria.
Sabemos que cualquier reacción asociada con esta fase ocurrirá en cuestión de horas o en un par de días, incluidos los efectos secundarios más comunes: dolor en el brazo, fiebre y otros síntomas leves similares a los de la gripe.
Un efecto secundario mucho más inusual que se ha relacionado con las vacunas de ARNm de Pfizer y Moderna, la miocarditis o inflamación del corazón, también ocurriría en esta fase.
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Aunque la causa exacta de la miocarditis no se comprende por completo, sabemos que la inflamación es una de las respuestas del cuerpo a una infección o lesión.
La miocarditis inducida por vacunas generalmente es leve y mejora por sí sola o con medicamentos antiinflamatorios básicos como el ibuprofeno.
La fase innata inicia la segunda parte de tu respuesta inmunológica: la fase adaptativa, en la que tu cuerpo comienza a producir células que están diseñadas específicamente para combatir el virus objetivo.
Esta fase comienza después de unos 10 días, por lo que la vacuna tarda ese mismo tiempo en comenzar a tener algún efecto para protegerte contra la covid.
Tu cuerpo bombea nuevas células inmunitarias, en una respuesta que alcanza su punto máximo después de aproximadamente dos semanas y se desvanece después de unos 28 días.
Un efecto secundario muy inusual pero grave relacionado con la vacuna de AstraZeneca, un tipo específico de coágulo de sangre, ocurre durante esta fase y está relacionado con los anticuerpos producidos por el sistema inmunitario en respuesta a la vacuna.
Es por eso que la mayoría de estos raros coágulos han ocurrido dentro de las cuatro semanas posteriores a la vacunación.
Una vez que la fase de adaptación desaparece, después de aproximadamente un mes, quedan células de memoria en tu cuerpo que te brindan protección durante meses o años después de la exposición inicial, pero no ocurre ninguna respuesta nueva, explica la doctora Victoria Male, inmunóloga reproductiva en Londres.
Entonces, dice Male, si no has tenido una reacción después de los primeros meses, es muy poco probable que algo que suceda después de eso sea causado por la vacuna.
Nunca existe una garantía del 100% con nada en medicina, por eso no podemos decir que es completamente imposible que suceda, pero los científicos no recuerdan una sola vacuna en la historia en la que hayan surgido nuevos efectos secundarios más de seis meses después.
“La historia de las vacunas nos asegura que la mayoría de los efectos secundarios ocurren a las pocas horas de recibir la vacuna, y los efectos secundarios raros ocurren dentro de días o semanas”, explica Jeffrey Mphahlele, un destacado investigador sudafricano de enfermedades infecciosas.
A partir de nuestra comprensión de cómo funciona el sistema inmunitario recopilada a lo largo de siglos de conocimiento, sabemos que es muy poco probable que una persona que no haya tenido una reacción a la vacuna en los primeros meses tenga nuevos efectos secundarios después.
Pero, ¿es posible que los efectos secundarios que ya han ocurrido pasen desapercibidos y puedan salir a la luz en los próximos años?
Países de todo el mundo han implementado sistemas para monitorear los efectos secundarios y compartir esa información entre ellos.
Estos sistemas lograron detectar tanto los coágulos de sangre como la miocarditis que ya mencionamos, a pesar de ser extremadamente inusuales, con solo un puñado de casos por millón de dosis.
Si bien es probable que los síntomas más leves, como dolor en el brazo o aumento de la temperatura, no se notifiquen significativamente, los efectos secundarios más graves se registran minuciosamente, dice la doctora Male.
Además, hay otros estudios importantes sobre la seguridad de las vacunas que no se basan en que las personas informen sobre sus propias experiencias, como el Vaccine Safety Datalink (el proyecto Enlace de Datos sobre la Seguridad de las Vacunas), en Estados Unidos.
Puesto que esperamos que los efectos secundarios surjan con relativa rapidez, tal vez una cosa más relevante a tener en cuenta, en lugar de cuánto tiempo ha pasado, es cuántas dosis se han administrado, sugiere el doctor Chandrakant Lahariya, epidemiólogo en Delhi, India.
“Se han administrado miles de millones de dosis, por lo que cualquier efecto secundario que aún no se haya visto sería más inusual que uno en mil millones”, dijo.
Sin embargo, los sistemas médicos de todo el mundo siguen buscando efectos secundarios, agrega Lahariya.
De hecho, si bien todas las vacunas han completado las tres fases esperadas de los ensayos que generalmente se llevan a cabo antes de ofrecerse al público en general, todavía se están monitoreando cuidadosamente hasta al menos 2023, para asegurarse de que se detecten incluso los eventos más raros.
Finalmente, cabe recordar que la seguridad en la medicina consiste en equilibrar riesgos y beneficios.
Toda la evidencia sugiere que los riesgos generales de contraer covid son muchas veces más altos que cualquier riesgo de la vacuna.