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Ecuador, El Comercio/GDA
Todos los días, el espacio que bordea a la Tierra está siendo bombardeado por objetos que provienen de la Vía Láctea. Según la NASA, alrededor de 5 mil meteoros cruzan el cielo a gran velocidad cada día, además de asteroides de diferentes tamaños o incluso pequeños cuerpos conocidos como basura cósmica.
Hasta enero del 2014, 11.951 asteroides han sido catalogados como cercanos a la Tierra (o NEA, por sus siglas en inglés), a diferencia de los 10.477 que se registraron hasta finales del 2013. Pero, ¿cuál es el peligro que esto significa para el planeta?
Ericson López, director del Observatorio Astronómico de Quito (Ecuador), explica que hay que diferenciar a los NEA de los objetos peligrosos. Los primeros están dentro de una órbita menor a una unidad astronómica de distancia, que es 150 millones de kilómetros.
Sin peligro a la vista
Por otro lado, los potencialmente peligrosos (PHA) están a una distancia de 3.800.000 kilómetros, diez veces la distancia del planeta a la Luna. Dentro de este radio, y si sus orbitas cruzan la de la Tierra, se estudia la probabilidad de coalición que se refleja en la escala de Turín. Esta se mide de 0 a 10, siendo esta última cifra la que indica una choque inminente.
Aunque cada vez se incrementan los reportes de asteroides que pasarán a distancias cercanas a la Tierra, todos los objetos peligrosos que se registran en la lista de la NASA se encuentran dentro de un nivel 0, afirma López. Hasta el 2013, el organismo registró alrededor de 1 400 PHA. Estos tienen tamaños de por lo menos 140 metros.
Los científicos afirman que ninguno de los asteroides se considera una amenaza en los próximos 100 años. Algunos han llegado hasta la órbita del planeta, pero han sido eventos que han pasado desapercibidos ya que la atmósfera se encargó de destruirlos. Esta se comporta como un escudo protector, cuando los cuerpos friccionan al ingresar, se queman y son destrozados.
Aunque caigan “miles de pequeños cuerpos sobre el planeta, no nos percatamos por el escudo natural, que es la atmósfera”, sostiene el Director del Observatorio.
Herramientas de detección
La información se ha hecho más visible gracias al constante monitoreo a través de telescopios de más de 1 metro de diámetro o que se sitúan en el espacio, como el Spitzer, el cual observa los cuerpos con ondas infrarrojas que ayudan a determinar los objetos cercanos. Además, está el programa Neowise, que envió imágenes de 600 asteroides cercanos a la Tierra, de los que 135 son nuevos descubrimientos.
El telescopio capta el calor de los asteroides, por lo que detecta objetos iluminados y oscuros por igual. Como resultado se logró una visión más completa y permitió realizar mediciones.
“Nos demostró que hemos comenzado bien al encontrar estos objetos que verdaderamente representan un peligro de impacto para la Tierra”, afirmó Lindley Johnson, ejecutivo del Programa de Observación de Objetos Cercanos a la Tierra.