Cerca de la mitad de los antílopes saiga del mundo han muerto de forma repentina en Kazajistán desde el pasado 10 de mayo.Seguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Los animales mueren pocas horas después de mostrar los primeros síntomas de enfermedad, que incluyen depresión, diarrea y la expulsión de espuma por la boca.
Cerca de 120.000 antílopes han muerto de una población global de cerca de 250.000.
El saiga es un mamífero del tamaño de una oveja grande que migró desde Reino Unido al norte de China.
“Tienen problemas respiratorios. Dejan de comer y están extremadamente deprimidas. Las madres mueren y las crías se quedan en gran peligro y fallecen uno o dos días después”, explica Richard Kock, del Royal Veterinary College de Londres.
Kock habló con la BBC tras unirse a un equipo internacional en Kazajistán para estudiar las causas que están matando a estos animales.
El saiga es una especie adaptada para sobrevivir en temperaturas extremas en las estepas centroasiáticas de Kazajistán.
Las poblaciones han decaído debido a la caza, llegando a una población mínima de 50.000 individuos tras la caída de la Unión Soviética.
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Los conservacionistas han hecho grandes progresos en los últimos años, gracias a los esfuerzos internacionales para reducir la caza furtiva y controlar las poblaciones.
Esta epidemia es un grave golpe al esfuerzo de conservación porque ha eliminado a cuatro de los seis rebaños en proceso de parir en la mayor y mejor conservada población, la Betpak-dala, en el centro de Kazajistán.
Bacterias mortales
Steffen Zuther, director de la Asociación para la Conservación de la Biodiversidad en Kazajistán (ACBK), supervisaba los partos en uno de los rebaños con miles de animales afectados.
“El 80% de las hembras murieron en dos días”, le explica Zuther a la BBC. El rebaño completo murió en dos semanas. Por suerte, las tasas de mortalidad por este fenómeno están descendiendo.
“Lo que estamos viendo es una tormenta perfecta de distintos factores”, explicó Kock.
Dos bacterias diferentes, la pasteurella y la clostridium, se han encontrado en todos los animales muertos estudiados.
Estas bacterias se encuentran de forma natural en los sistemas respiratorio y digestivo de estos animales, por lo que los científicos creen que algún factor redujo la capacidad inmune de los saigas.
Uno de los posibles factores es climático. El invierno este año fue muy frío y la primavera lluviosa, lo cual puede haber afectado al sistema inmunitario de los animales, haciéndolos más vulnerables a las bacterias.
Esto, o algún otro factor, hizo que las bacterias ganaran la batalla y se convirtieran en lo suficientemente mortales para transmitirse a las crías. “Ninguna enfermedad infecciosa es capaz de actuar de esta forma”, dice Kock.
El profesor añade que la oleada de muertes del antílope saiga tiene otros precedentes históricos.
En 1984, 2010 y 2012 hubo desapariciones masivas, pero ninguna acabó con una proporción tan alta de la población de saigas como esta.
“No tiene sentido”
A pesar de estas enormes pérdidas, los saigas están sorprendentemente bien adaptados para recuperarse rápido.
“Su estrategia para sobrevivir se basa en una elevada tasa de reproducción, de forma que producen trillizos y tienen la mayor biomasa fetal de todos los mamíferos. Están hechos, de alguna forma, para recuperarse del colapso”, dice Kock.
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El hábitat natural de los saigas sufre fluctuaciones dramáticas de temperatura. “En un invierno muy severo puedes perder al 90% de la población”.
Pero perder al 100% de algunas poblaciones en dos semanas “no tiene ningún sentido” desde una perspectiva biológica o evolutiva, dice Kock.
La historia de la supervivencia de los saigas ha sido una de éxito después de su recuperación tras el estado crítico de la década de 1990.
Estos animales existen ahora en cinco lugares de Asia central, pero todos los individuos afectados por esta extinción repentina pertenecen a la mayor población de Betpak-dala, en Kazajistán.
Steffen Zyther espera volver pronto a la zona para investigar poblaciones más remotas.
Espera identificar qué provocó el colapso de esta población, para poder evitar que algo así vuelva a suceder.