Los hombres de países ricos son cada vez más altos porque tienen una dieta más rica en nitrógeno y fósforo, según un estudio liderado por investigadores del Centro español de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF-UAB-CSIC).
El estudio, que publica la revista “Scientific Reports”, revela que la diferencia de altura entre un hombre de un país rico y el de uno pobre ha aumentado aproximadamente 1,5 cm en las tres últimas décadas.
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El trabajo ha concluido que la dieta rica en productos de origen animal y más variada es la que asegura que los países desarrollados reciban prácticamente el doble de kilos de nitrógeno y fósforo al año que los países pobres, y con ello, aumentar la talla de sus habitantes.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores han utilizado datos de 80 países respecto a los hombres nacidos entre los años 60, 70 y 80. La información provenía de entidades como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El estudio ha comprobado que la altura media de los hombres varía mucho entre países y que esta variación está relacionada con el producto bruto interno (PBI) de cada nación.
Así -de promedio- hay una diferencia de 23 centímetros entre los países con gente más alta (Dinamarca y Holanda, con una media de 1,82 metros de altura) y los países con gente más baja (Guatemala y Vietnam, con una media de 1,60 metros).
Según el investigador Jordi Sardans, el estudio ha comprobado que esta relación va más ligada a la ingesta de kilos per cápita de nitrógeno y fósforo que a otros factores que podrían parecer más relevantes, como la cantidad de calorías diarias.
Los países ricos reciben más kilos de nitrógeno y fósforo a través de la dieta anualmente (19,5 kg de nitrógeno y 2,17 de fósforo) que los países pobres (9,66 kg de nitrógeno y 1,35 de fósforo).
“La altura no es una característica neutral, sino que está relacionada directamente con la salud y la esperanza de vida”, indica Sardans.
“Por lo tanto, si queremos eliminar las diferencias entre países ricos y pobres en cuanto a altura y salud, hay que tener en cuenta las cantidades de nitrógeno y fósforo que reciben las personas a través de la alimentación y proponer cambios profundos del modelo agrícola y de la proporción entre productos de consumo de origen animal y los de origen vegetal a escala planetaria”, agrega el experto.
Según el autor, si tenemos en cuenta que para producir 1 gramo de producto animal se necesitan de media 10 gramos de comida de origen vegetal, sería conveniente que los países ricos avanzaran hacia una dieta menos rica en productos de origen animal y más rica en productos de origen vegetal con las adecuadas proporciones.
“Esto ayudaría a aumentar la producción global de alimentos y a que los países pobres tuvieran acceso a más alimentos de origen animal, productos vegetales más ricos en nutrientes y una dieta más variada”, afirma Sardans.
El profesor Josep Peñuelas, que participó en este trabajo, indicó que para mejorar la productividad de los cultivos de los países pobres hay que tener en cuenta la escasez de fósforo.
“Los cultivos que tienen buenos niveles de fósforo del suelo son más productivos, pero este elemento es bastante escaso en suelos de zonas tropicales, donde se sitúan buena parte de los países más empobrecidos”, señaló Peñuelas.
“Por otra parte, debido a que las reservas mundiales de fósforo se encuentran en pocas regiones del mundo y son limitadas, se ha dado un claro escenario de especulación y encarecimiento cada vez mayor de este elemento. Esto hace que los fertilizantes que llevan fósforo, tengan unos precios inalcanzables por los agricultores de estos países”, denunció el especialista.
Fuente: EFE
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