La India busca soluciones para solucionar su crónica plaga de monos en el norte del país, un problema que se ha convertido en endémico a pesar de distintas campañas para esterilizar y sacrificar a los animales.Seguir a @tecnoycienciaEC !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
El problema frustra a autoridades y expertos, que se devanan los sesos por encontrar soluciones duraderas, y ha provocado acciones inéditas, como la contratación de 40 hombres disfrazados de monos para ahuyentar a los primates que pululaban por el Parlamento indio en el 2014.
O que el primer ministro indio Narendra Modi viera frustrado su intento de dotar a la ciudad de Benarés de conexión wifi porque los simios destrozaban el cableado a medida que los técnicos lo instalaban.
Escenas recurrentes a causa de una población de monos que crece de manera descontrolada en varios estados del norte.
El más afectado de ellos, Himachal Pradesh, ha visto cómo el censo de monos se ha cuadriplicado en los últimos 25 años, superando en el 2015 los 200.000 ejemplares, según el departamento de bosques del estado.
Pero no se ha perdido la esperanza. Actualmente se viene desarrollando un proyecto de planificación familiar de monos por parte del Instituto de Vida Salvaje de la India (WII).
“El WII está estudiando una opción no letal: el control reproductivo de la población. Estamos probando varias opciones quirúrgicas y químicas, y estudiando su impacto en el número y en el comportamiento de los monos”, explicó a la agencia EFE el investigador jefe Qamar Qureshi.
El sistema, que está siendo probado en un entorno controlado en el estado de Uttarakhand, donde el WII tiene su sede, implica importar desde Estados Unidos pastillas anticonceptivas que cuestan unas 6.000 rupias (unos 98 dólares) por dosis.
“Los resultados parecen ser satisfactorios (...); sin embargo, el fármaco no confiere protección para siempre y la viabilidad de gastar tales sumas de dinero continuamente es cuestionable”, explicó a EFE Manilal Valliyate, director de Asuntos Veterinarios en la India de la organización de defensa de los derechos de los animales PETA.
Qureshi opinó que aunque “el método será costoso tanto en términos de dinero como de personal”, si “la sociedad quiere un método más humano (para acabar con la plaga) tendrá que pagar por ello”. Pero al problema de la cantidad se suma el de la agresividad.
Los reportes de ataques a personas y cultivos crecen año a año. Solo en Nueva Delhi, en el 2015 se reportaron más de 1.900 mordeduras de mono, 400 más que el año anterior.
Y la culpa de ello -coinciden los expertos- la tienen las propias personas que en la India cuidan y veneran a los primates como representantes del dios mono Hanuman.
La otra razón que explica la explosión en el número de simios es la mala gestión de residuos del país, que ofrece a los animales “barra libre” de comida en los miles de vertederos que hay a cielo abierto.
La población de monos ha crecido y se ha vuelto agresiva porque “los primates entienden las ofrendas de alimentos como ejercicios de sumisión y han interpretado que pueden atacar a las personas si no satisfacen sus demandas de comida”, explicó a EFE el reputado primatólogo Wolfang Dittus.
Para reducir los ataques en las ciudades, los responsables de las zonas urbanas se han dedicado a capturar centenares de monos de las calles y trasladarlos a las zonas rurales del norte.
“No hace falta decir que 'trasladar' significa simplemente deshacerse de los monos y llevarlos a comunidades rurales que están mal equipadas para hacer frente a una invasión”, criticó Dittus.
En su opinión, estas medidas no solucionarán el problema si no se realiza al mismo tiempo “un esfuerzo para evitar su acceso a los alimentos en hábitats humanos”.
A pesar de los recientes fracasos, los expertos consideran que la población de monos solo acabará siendo controlada si se usan “métodos legales, racionales, científicos y humanos”.
“Dada la magnitud del problema, cualquier solución humana requerirá años para tener efecto. Funcionará, pero la paciencia y el tiempo son ingredientes necesarios para conseguirlo”, explicó Dittus.
Fuente: EFE