¿Cómo es posible que Jocelyn Bell Burnell no haya recibido el premio Nobel?
La pregunta sigue tan vigente hoy en día como hace 50 años, cuando la astrofísica británica detectó un nuevo tipo de estrellas siendo estudiante de posgrado.
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Bell Burnell había trabajado durante dos años ayudando a construir el radiotelescopio que permitió descubrir las estrellas, denominadas posteriormente pulsares.
Y, crucialmente, fue la científica quien detectó y analizó correctamente los primeros registros de las extrañas radiaciones en 1967.
Bell Burnell tuvo incluso que convencer a su profesor y supervisor de posgrado Antony Hewish, quien se mostró inicialmente escéptico.
Cuando se publicó el primer estudio sobre el descubrimiento figuraron cinco autores, Hewish en primer lugar y Bell en el segundo.
Pero cuando el comité del Nobel en Suecia concedió en 1974 el galardón en física por el hallazgo de los pulsares, Bell Burnell fue totalmente ignorada. El premio fue compartido en cambio por Hewish y el astrónomo Martin Ryle.
Jocelyn Bell Burnell tiene actualmente 74 años y habló con la BBC sobre su descubrimiento y lo que muchos consideran una de las mayores injusticias en la historia de los premios Nobel.
“No reconocían estudiantes”Cuando se concedió el Nobel en 1974 era la primera ocasión en que el galardón en física era otorgado por un hallazgo en astrofísica.“En su testamento, Nobel habló de un premio en física, pero no mencionó ni astrofísica ni matemáticas”, dijo Bell Burnell a la BBC.
“Yo era una estudiante y entonces no reconocían estudiantes. Ahora lo hacen, pero en aquella época los estudiantes eran considerados prácticamente parte del mobiliario”.
Ser estudiante era sólo una de las dificultades que enfrentó la astrofísica.
Otro obstáculo crucial era ser mujer.
“Cabeza en alto”“En la década del 60 la gente veía a la ciencia como una actividad realizada por hombres experimentados”, señaló Bell Burnell.
“Y la percepción era que esos hombres tenían a su alrededor todo un ejército de subordinados de los que no esperaba que pensaran”.
“Muchos no percibieron la determinación férrea que precisé para graduarme en la universidad siendo la única mujer en mi curso en Glasgow y para ir luego a la Universidad de Cambridge a continuar mis estudios y mantener la cabeza en alto”.
La astrofísica experimentó una y otra vez en su carrera barreras y prejuicios, que aumentaron cuando se convirtió en madre.
“Mis colegas no me tomaban en serio porque trabajaba en tiempo parcial. No se daban cuenta de la tenacidad que era necesaria en Reino Unido en aquella época para ser madre y trabajar al mismo tiempo”.
“Aprende unas pocas cosas clave”Bell Burnell enfrentó dificultades por su interés en la ciencia desde la infancia.
Su padre era arquitecto en Irlanda del Norte y había construido un planetario en la ciudad de Armagh.
La niña se apasionó por los libros de astronomía de su padre. Pero luego de ingresar a un colegio local, Lurgan College, descubrió para su pesar que a las niñas no se enseñaba ciencia sino cocina y bordado.
Los primeros cursos de ciencia para niñas fueron creados luego de que los padres de Bell Burnell presentaran una queja al colegio.
La joven estudió luego en un instituto cuáquero donde su profesor de física. “Mr Tillman”, le dio un consejo que recordaría muchos años después:
“No tienes que aprender montones y montones de datos. Tan solo aprende unas pocas cosas clave, podrás aplicarlas y construir y desarrollar tu conocimiento a partir de esa base”.
“Fue un gran maestro que me mostró como, en realidad, la física era sencilla”.
PulsaresEl mayor hallazgo de Bell Burnell como astrofísica fueron los pulsares o pulsating stars, literalmente “estrellas palpitantes”.
Un púlsar es una estrella de neutrones que emite radiación periódica.
Los pulsares poseen un intenso campo magnético que induce la emisión de estos pulsos de radiación electromagnética a intervalos regulares relacionados con el período de rotación del objeto.
Las estrellas de neutrones pueden girar sobre sí mismas hasta varios cientos de veces por segundo. Un punto de su superficie puede estar moviéndose alrededor del centro a velocidades de hasta 70.000 km/s.
“No estoy ofendida”Bell Burnell no recibió el premio Nobel, pero sí otros innumerables galardones como la medalla Herschel de la Real Sociedad de Astronomía británica, la Royal Astronomical Society.
La científica fue presidenta de la Royal Astronomical Society entre 2002 y 2004, decana de ciencias de la Universidad de Bath y profesora de la Universidad de Princeton y actualmente es profesora visitante en la Universidad de Oxford.
¿Se siente ofendida Jocelyn Bell Burnell por no haber recibido el Premio Nobel?
“No”, respondió la astrofísica con humor a la BBC.
“En realidad le he sacado bastante partido a eso. Porque si te dan un Nobel ya nadie te da otro ya que nada se le compara. Pero a mí me han dado tantos premios que hay motivos para celebrar cada año”.
Otras mujeres notables de la ciencia fueron ignoradas por el comité del Nobel, como Rosalind Franklin, la científica inglesa cuyo trabajo fue fundamental para la comprensión de la estructura del ADN.
Como comentó Jocelyn Bell Burnell en una entrevista en 1977:
“No me siento ofendida. Después de todo estoy en buena compañía. ¿O no?”
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