La ciencia esta de luto. El matemático estadounidense y ganador de un Premio Nobel, John Forbes Nash Jr, falleció el día de ayer en un accidente automovilístico en Nueva Jersey (EE.UU.).
Nash, de 86 años, fue considerado uno de los más grandes matemáticos de su época, llegando a ganar el Premio Nobel de Economía en 1994 gracias a su 'Teoría de juegos'. Sin embargo, este genio tuvo que soportar décadas de miseria y dolor, debido a un severo caso de esquizofrenia paranoica, una enfermedad incurable que llevó a Nash por los peores momentos de su vida. Esta es la historia de un intelecto sin igual y su lucha por el equilibrio.
John Nash nació el 13 de junio de 1928 en Virgina (EE.UU.), hijo de un ingeniero eléctrico y una maestra. Desde pequeño demostró signo de una inteligencia superior, ya que aprendió a leer a muy temprana edad. Sin embargo, como pasa como muchos genios, el joven tuvo graves problemas de atención en el colegio, seguido por bajas notas, indisciplina y dificultad para socializarse.
Durante su adolescencia, el joven Nash instaló un laboratorio de explosivos en su sótano, un signo más de comportamiento problemático. Esto atrajo la atención de dos chicos de su edad, quienes se volvieron sus amigos. Lamentablemente, uno de ellos, Herman Kirschner, murió al manipular un artefacto explosivo, y el otro, Donald Reynolds, fue enviado a una academia militar para evitar que se juntará más con el pequeño genio.
Pese a sus problemas de conducta, la inteligencia de John no podía ser pasada por alta. En 1945 ingresó a la Universidad Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh (EE.UU.), para estudiar ingeniería química. Pero uno de sus profesores se dio cuenta de su habilidad para las matemáticas y le aconsejó que se cambiará de carrera. Tres años más tarde, obtuvo una beca para un doctorado en matemáticas en la Universidad de Princeton. La carta de recomendación del joven Nash solo tenía una línea: “Este hombre es un genio”.
Con el tiempo, el joven matemático se convirtió en un marginado obsesionado por los números, las escuaciones, la lógica y la geometría. Y a la corta de 21, obtuvo su doctorado con una tesis de 27 páginas sobre su teoría del 'juego no cooperativo', en el que sus jugadores toman decisiones independientes para obtener un beneficio personal, como respuesta a las acciones de sus adversarios. No obstante, esta situación no impide que algunos de estos casos terminen favoreciendo a más personas.
Su logros permitieron que uno de las principales instituciones de investigación científica, la Corporación RAND, lo contratara. Pero, los problemas personales de Nash se volvieron nuevamente grandes obstáculos en su vida.
A la par con su trabajo en RAND, el joven matemático era profesor en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), donde no era aceptado por sus propios alumnos debido a su estilo poco ortodoxo. Por esa época conoció a la joven no universitaria Eleanor Stier, con la que tuvo en 1953 un hijo, John David Stier, del quien se desentendió.
Los problemas no acabaron ahí. En 1954 Nash fue capturado durante una redada policial de homosexuales. Esta situación hizo que perdiera su trabajo en RAND.
A pesar de no ser el profesor más popular, Nash siguió impartiendo clases en el MIT, y fue ahí donde conoció a su futura esposa, la salvadoreña Alicia Larde.
En 1957 se casaron, y fue en en este transcurso de tiempo que los padres del científico recién se enteraron de la existencia de John David Stier, y rompieron lazos con Nash.
El punto de quiebre
Al poco tiempo, John Nash padre falleció y Alice salió embarazada. Puede que estos acontecimientos, sumados a sus problemas sociales y una homosexualidad latente, iniciaron el desastre: su esquizofrenia.
La gente se dio cuenta que algo andaba muy mal cuando en la fiesta de año nuevo de 1958, el matemático apareció vestido con un pañal. Con el tiempo los síntomas empeoraron. Nash afirmaba que hombres de corbata roja lo perseguían, que su destino era ser el emperador de la Antártida y que los extraterrestres se comunicaban con él por el diario. Finalmente, pasó 50 días en un centro psiquiátrico, en el que fue diagnosticado de esquizofrenia paranoica.
Intrigado por saber cómo así un genio como Nash podía creer que los extraterrestres se comunicaban con él, un profesor del MIT fue a visitarlo al centro psiquiátrico y se lo preguntó. La respuesta fue sencilla y directa: “'Porque las ideas sobre seres sobrenaturales vinieron a mí de la misma forma que las ideas matemáticas. Por eso las tomé en serio”.
En 1962 se divorció de Alice, pero ella lo aceptó como inquilino en su hogar y lo ayudó en todo momento.
Luego de estos acontecimientos, se volvió un fantasma que recorría los pasillos de Princeton. Se le permitió su presencia por el recinto debido a sus logros académicos previos.
Sorprendentemente, a finales de los años 80 mostró cierta mejoría. Empezó a saludar a los que pasaban a su lado y hablar frases coherentes. Finalmente, en 1994, fue galardonado con el Premio Nobel de Economía por sus aportaciones para la 'Teoría de juegos', que ofrecieron ideas de la dinámica de la rivalidad humana. Fueron consideradas como algunas de las ideas más influyentes del siglo XX.
Este año, Nash obtuvo el Premio Abel 2015, galardón considerado un 'Nobel de matemáticas', debido a su trabajo sobre las ecuaciones diferenciales parciales.
Su vida fue plasmada en la cinta “Una Mente Brillante” (2001), interpretada por Rosell Crowe, y ganó cuatro premios Oscar, incluso el de mejor película y mejor director.
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Cabe resaltar que la película estuvo basada en la biografía no autorizada de John Nash escrita por Sylvia Nasar.