Capturar carbono mediante la plantación de árboles se ha convertido en un elemento central de la lucha contra el cambio climático. Pero hay un problema. A veces estos bosques existen solo en el papel, porque las promesas no se han cumplido o porque los árboles plantados han muerto o incluso han sido talados. Una nueva iniciativa rastreará el éxito y el fracaso de estos proyectos.
La Dra. Jurgenne Primavera rema en una canoa a lo largo de la costa de Iloilo en Filipinas. Es una escena idílica, pero la científica tiene el ceño fruncido. Hace seis años, en estas aguas poco profundas se plantaron manglares como parte del ambicioso Programa Nacional Verde del país.
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Ahora lo único que se ve es agua azul y cielo azul.
El 90% de las plántulas murió, dice Primavera, porque el tipo de árbol plantado era más adecuado para arroyos fangosos que para esta zona de costa arenosa.
El gobierno prefirió esa especie, agrega, porque estaba ampliamente disponible y es fácil de plantar.
“Al plantar, se sacrificó la ciencia por la conveniencia”, afirma Primavera.
El Programa Nacional Verde fue un intento de plantar 1,5 millones de hectáreas de bosques y manglares entre 2011 y 2019.
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Pero un informe contundente de la Comisión de Auditoría del país encontró que en los primeros cinco años el 88% de las plantaciones habían fracasado.
En los últimos años se han lanzado muchos programas ambiciosos de restauración y plantación de bosques, incluyendo el Desafío de Bonn (Bonn Challenge) para restaurar 350 millones de hectáreas de paisajes desforestados y degradados en todo el mundo, y la iniciactiva Trillion Trees (conocida en español como Plantemos para el Planeta), que tiene el objetivo de conservar y cultivar un billón (un millón de millones) de árboles antes de que finalice la década.
También existen proyectos regionales como la Iniciativa 20X20 para América Latina y el Caribe, la Gran Muralla Verde (Great Green Wall) en África subsahariana y el programa AFR100 que cubre todo el continente.
Si bien estos proyectos tienen hasta 2030 para alcanzar sus objetivos, todos parecen tener un largo camino por recorrer y, en algunos casos, simplemente se desconoce cuánto progreso se ha logrado.
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El Desafío de Bonn tiene un “barómetro” diseñado para rastrear los avances, pero solo seis países han presentado datos. Cuando se le preguntó al jefe de la secretaría del proyecto si se había alcanzado el objetivo para 2020 de restaurar 150 millones de hectáreas, dijo que podría haber sido el caso “pero el progreso no se ha documentado completamente”.
En el caso de la Iniciativa 20X20, los participantes informan que se han tomado medidas para proteger y restaurar más de 22 millones de hectáreas, pero un experto involucrado le dijo a la BBC que menos del 10% de esta cifra se había restaurado para 2020.
La Iniciativa 20X20 fue lanzada en 2014 para América Latina y el Caribe, justo un año antes de la firma del Acuerdo de París sobre cambio climático.
La idea inicial era incorporar 20 millones de hectáreas de tierra degradada al proceso de conservación y restauración en 17 países de la región para 2020.
Pero no hubo información clara y detallada sobre los resultados y muchos expertos en reforestación y restauración tenían dudas sobre si se había cumplido la meta.
En medio de esa falta de claridad, el programa recibió un nuevo objetivo y un nuevo plazo: 50 millones de hectáreas para 2030.
El Instituto de Recursos Mundiales, World Resources Institute o WRI en Estados Unidos, que tiene la secretaría de la Iniciativa 20X20, publicó un informe sobre los resultados.
El reporte dice: “En total, los socios del sector privado y los programas gubernamentales informaron que protegen y han comenzado a restaurar cerca de 22,6 millones de hectáreas a través de 135 proyectos, desde que la Iniciativa 20x20 lanzó el movimiento de soluciones basadas en la naturaleza en América Latina en la conferencia de cambio climático en Lima (COP20)”.
Cuando le preguntamos si estas cifras han sido verificadas en forma independiente, WRI dijo que no, y que solo son los datos aportados por los países participantes.
Un experto en restauración de tierras y bosques del WRI, que no quiso ser identificado, señaló que solo se ha logrado alrededor del 10% de lo prometido por los países:
“Son muy buenos para hacer promesas y nosotros les decimos, por favor, no nos den más promesas, muéstrennos algo de acción en el terreno”.
René Zamora-Cristales, economista forestal senior de WRI, estuvo de acuerdo en que había una gran brecha entre las promesas y la acción.
“Los países han prometido millones de hectáreas y es necesario escalar la implementación. Los desafíos son ciertamente grandes”, señaló.
El AFR100 no respondió a la pregunta de la BBC sobre cuánto progreso se ha logrado. El WRI, que brinda asistencia técnica al programa, afirmó que no sabe cuánta restauración se está llevando a cabo y que comenzará a usar tecnología satelital para averiguarlo.
En el caso de la Gran Muralla Verde, los países participantes informaron que se han restaurado 20 millones de hectáreas de tierra desde 2009, una quinta parte del objetivo final, pero esta cifra no ha sido verificada de forma independiente.
Tim Christophersen, hasta este mes jefe del programa “Naturaleza para el Clima” del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, UNEP, dice que de los mil millones de hectáreas que los países han prometido restaurar en todo el mundo, “la mayoría” sigue siendo una promesa más que una realidad.
En algunos casos se han llevado a cabo grandiosos programas de plantación, pero con resultados limitados. La BBC ha investigado una docena de ejemplos que han fracasado, como en Filipinas, generalmente por falta de cuidado.
El gobierno de Filipinas no respondió a las solicitudes de la BBC de un comentario sobre la evaluación oficial de la Comisión de Auditoría y su evaluación de que el 88% del Programa Nacional Verde había fracasado.
La autoridad local que plantó lo que Primavera considera la especie de manglar incorrecta no concuerda con su opinión y asegura que en algunos lugares el 50 % de las plántulas sobrevivieron.
En Filipinas se publicó al menos una auditoría; en muchos otros países no hay resultados claros.
El estado de Uttar Pradesh, en el norte de India, por ejemplo, ha plantado decenas de millones de árboles en los últimos cinco años. Pero cuando la BBC fue a constatar el estado de nuevas plantaciones cerca de Banda, encontró pocos árboles vivos.
Los letreros aún anunciaban con orgullo la existencia de las plantaciones, pero las plantas de matorral ya estaban ganando terreno.
“Estas plantaciones son en su mayoría para sesiones fotográficas, se ven geniales, los números suenan estupendos”, dice Ashwini Chhatre, profesor asociado de la Escuela India de Negocios, que ha investigado la restauración de ecosistemas.
“El modelo actual de plantación requiere que primero tengas viveros para los cuales se necesita adquirir materiales de construcción y luego bolsas con árboles jóvenes, alambre de púas y otras cosas necesarias para la plantación, además del transporte”.
“Se adjudican contratos para el suministro de todos estos materiales, y el costo puede ir más allá de lo que sería necesario. Muchas de estas personas están interesadas en replantar, no en el éxito de la plantación”.
La jefa de servicios forestales de Uttar Pradesh, Mamta Dubey, dijo a la BBC que todos los suministros para los viveros estatales se compraron a través de canales gubernamentales oficiales a precios competitivos. También señaló que la mayoría de las plantaciones eran consideradas por terceros como exitosas.
Ashish Aggarwal, profesora del Instituto Indio de Gestión en Lucknow, dice que desde la década del 1990 India ha plantado árboles en un área del tamaño de Dinamarca, pero las evaluaciones nacionales muestran solo un aumento gradual de la cobertura forestal.
“Incluso con una tasa de supervivencia de las plántulas del 50% deberíamos haber visto más de 20 millones de hectáreas de árboles y bosques”, dice. “Pero eso no ha sucedido, los datos no muestran ese incremento”.
Según la subdirectora de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, Tina Vahanen, este problema está muy extendido y no se limita a la India.
“Muchas de las plantaciones han sido eventos promocionales”, dice, “sin ninguna acción de seguimiento, algo realmente necesario en el cultivo de árboles”.
La BBC encontró un tipo diferente de problema en Mozambique, que ha permitido a empresas privadas plantar grandes áreas con monocultivos como parte de su contribución a la iniciativa de restauración de bosques AFR100.
Si bien muchas plantaciones han crecido con éxito, se alega que en algunos casos se ha talado bosque primario maduro para hacer espacio.
La BBC escuchó esta denuncia de los aldeanos de los distritos de Lugela, Ile y Namarroi, en el centro del país. Lo mismo señaló Vanessa Cabanelas de la ONG Justicia Ambiental, quien asegura que el paisaje original funcionaba mejor como sumidero de carbono.
“Nos venden la idea de las plantaciones como una mitigación del cambio climático, pero esto es falso”, afirmó.
Las empresas detrás de las plantaciones vistas por la BBC negaron que la tierra hubiera sido previamente un bosque saludable.
Mozambique Holdings señaló que su plantación de árboles de caucho cerca de Lugela había tenido lugar en una antigua finca de cultivo de té.
Portucel, una empresa portuguesa que tiene una plantación de eucaliptos cerca de Namarroi, dijo que el hábitat había sido degradado por la interferencia humana y que quedaban muy pocos remanentes de bosque natural.
La BBC también fue testigo de la cosecha de una plantación de eucaliptos de Portucel. Vanessa Cabanelas señala que la tala de árboles crea emisiones, al igual que el transporte y exportación de los troncos, y que los árboles muertos ya no secuestran carbono.
Un vocero de Portucel dijo que plantará nuevos árboles y el proceso comenzará de nuevo.
Portucel ha recibido financiación de la Corporación Financiera Internacional, IFC por sus siglas en inglés, una sucursal del Banco Mundial, que no ha respondido a la solicitud de comentario de la BBC.
El gobierno de Mozambique tampoco respondió.
Es en este contexto que la FAO presentó un nuevo marco para monitorear proyectos de restauración del paisaje.
El líder del equipo de monitoreo forestal de la FAO, Julian Fox, señaló que se acordaron 20 indicadores con los gobiernos y otras organizaciones asociadas. Uno de los indicadores es señalar los beneficios que los bosques aportan a las comunidades, ya que las plantaciones a menudo fracasan sin el apoyo local.
“La idea es fortalecer las capacidades de los países para medir y reportar su progreso de manera significativa y transparente”, afirmó Fox.
“Se trata principalmente de hacer que datos de monitoreos bien implementados estén disponibles para la comunidad internacional”.
La tarea de recopilar los datos aún recae en los propios países y no hay garantía de que lo harán.
Pero afortunadamente esta nueva iniciativa coincide conmejoras en los sistemas de monitoreo satelital, aseguran expertos.
“Hay mucho lavado verde y tenemos que ser activos para dejarlos al descubierto”, dice Tim Christophersen, el jefe saliente de la división de Naturaleza para el Clima de UNEP.
“Existe la tentación del lavado verde porque cuesta menos que hacer algo real y hacerlo bien”.